jueves, 25 de febrero de 2010

¡Aviva tu obra y hazla conocer!

“AVIVA TU OBRA Y HAZLA CONOCER”
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez.

“Oh Jehová, he oído tu palabra y temí.
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuérdate de la misericordia”. Habacuc 3:2

El Señor está haciendo algo poderoso para su pueblo, y no solo le podemos llamar Avivamiento, aunque si lo sea, no lo debemos limitar, si somos entendidos podemos lograr una obra divina completa, originada en un Avivamiento cimentado en el poder de Dios y su visitación, para reformar nuestras vidas y ministerios.
A pesar de que hay hombres de Dios que no aceptan ambos conceptos, manteniendo una tendencia a uno u otro lado, es propio decir que los dos extremos tienen razón, pero lo que debe de importar para nosotros, más que todo, es que al venir de parte de Dios, tiene gran poder.
Ciertamente los Avivamientos duran un lapso de tiempo, pero traen entre nosotros el poder y la manifestación del Señor, su impacto produce que la tierra tenga un sacudimiento en la demarcación en la cual es enviado. Por otro lado la Reforma produce un cambio de la estructura en todos los ámbitos del cuerpo de Cristo.
El Profeta Habacuc, dentro de su oración a Dios, pide que “avive su obra en medio de los tiempos”, quizá en ese momento las necesidades del pueblo eran tan extremas, que solo un Avivamiento podría cambiarlo todo.
La obra de Dios en el Antiguo Testamento se presenta como pruebas de su supremo poder, autoridad, sabiduría y benevolencia. Moisés habla de las obras de Dios sobre otros dioses; en el libro de los Salmos se proclaman las obras de Dios como proveedoras de confianza por su gran poder, autoridad, y sobre todo, de su derecho a recibir solo El toda la adoración. Todas sus obras demuestran su actividad creadora, sus actos se relacionan con el pueblo redimido y con las naciones.
“Así dice Jehová el santo de Israel y su formador: Preguntadme las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos; y acerca de la obra de mis manos”
Isaías 45:11
El pueblo dirigido por Dios es también “la obra de sus manos”, pero la obra divina también abarca sus propósitos divinos y eternos:

“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,
Y que acabe su obra” San Juan 4:34

Nosotros debemos también de seguir extendiendo el Reino de Dios, aquí en la tierra, Jesús lo implanto con demostraciones de poder, ahora está en nosotros el continuar esa labor de expansión.
Pero el Profeta Habacuc dice: “Aviva tu obra”, y el significado de la palabra aviva es: (7) Del Hebreo Kjaiá, que se traduce como: vivir, revivir, perseverar, reanimar, resucitar, sanar, dar vida, vivificar, salvar. Por lo cual, el profeta sabia las necesidades del pueblo, y más aun de que las obras poderosas de Dios fueran avivadas, tuvieran vida otra vez, que las señales Divinas estuvieran dentro del pueblo de nueva cuenta, en ese tiempo especial. Por supuesto que el Profeta sabía que solo un Avivamiento podía lograr que el pueblo se volviera en amor y obediencia a Dios. Un Avivamiento puede transformar vidas, cuando son testigos del poder de nuestro Señor. Pero más adelante, siguiendo en la misma oración, el Profeta reconoce algo de suma importancia, la necesidad de que también esa obra se dé a “conocer”, palabra que significa: (8) Del Hebreo yadá, que es: instrucción, designación, conocimiento, cuidar, declarar, descubrir, dirigir, discernimiento, enseñar, distinguir, entender, examinar, mostrar, notificar, reconocer, saber, sabio, señalar, tener, ver. Y dentro del español se define como: (9) Del Latín cognoscere, que se define como: Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas; entender un asunto con facultad legitima para ello; percibir un objeto como distinto de todo lo que no es el; tener trato y comunicación con alguien.
Entendiendo todo esto ahora sabemos que el Profeta Habacuc no solo oraba por un avivamiento, sino que también lo hacía por sabiduría, entendimiento, y también discernimiento, etc., en lo relacionado a la obra de Dios.
Así es como el Profeta sabia que un Avivamiento no era suficiente, sino que debería de venir acompañado de una Reforma. El Profeta en medio de esos tiempos pedía un Avivamiento, pero también una Reforma, todo dentro de los mismos tiempos; siendo así como logramos aceptar que pueden venir juntos, obrar juntos y permanecer juntos.
Jesús hacia la obra del Padre siendo el centro del propósito para transformar todo. El mismo era un Avivamiento del poder de Dios, presente en él, y las Reformas establecidas por el mismo, hacían que ese mover de Dios fuera permanente hasta el día de Hoy.
Nosotros no podemos desechar el Avivamiento ni la Reforma, antes bien, debemos de aceptar que todo lo que Dios brinda a su pueblo es con un propósito eterno; la obra que nos ha encomendado no la podemos realizar estando ajenos al Avivamiento o a la Reforma, antes bien, nosotros, esta Nueva Generación, sabemos que al amalgamar ambos propósitos divinos, tendremos los medios poderosos para transformar todas las áreas de la vida, no solo la eclesiástica, también la social, política, moral, económica, deportiva, etc.
Solo algo poderoso, sostenido en un Avivamiento y basado en una Reforma, puede cambiar el rumbo del cuerpo de Cristo; para lo cual se necesitan hombres y mujeres de Dios, que declaren la palabra con poder, que sepan conocer el tiempo y el mover de Dios, quizá para muchos es el momento de un Avivamiento final y para otros es el tiempo de una última Reforma; lo cierto es que son los últimos tiempos, pero los que somos entendidos en los tiempos de Dios, sabemos que nuestro Señor está trayendo un mover poderoso e impactante a nuestra generación, siendo lo mejor mantenernos en pleno balance, sabiendo que lo que el Padre nos envía del cielo, será sustentado por el mismo.
Podemos decir nosotros gracias, porque lo que muchos hombres de Dios de la antigüedad desearon ver y ser parte de ello, nosotros lo tenemos y somos pieza importante dentro del plan divino. Nosotros si lo veremos, y no solo un Avivamiento, y no solo una Reforma, nosotros veremos ambos para poder producir una transformación radical en toda la creación de Dios. Gracias Señor por lo que nos permites ver, por el Avivamiento y la Reforma que traes a esta Nueva Generación.
Dice el apóstol Pablo: “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto” Romanos 12:2 (BPT)
Cambiemos vuestra forma de pensar, para tener lo que Dios nos ha preparado, nunca como hoy el Espiritu Santo esta descendiendo sobre su pueblo…
¡EL PENTECOSTES ES AHORA!, Dios lo hace otra vez.
¡BENDICIONES!
DR. JOSE ARIZMENDI VAZQUEZ