jueves, 25 de febrero de 2010

¡Tu ofrenda te da derecho a recibir un milagro!

¡TU OFRENDA TE DA DERECHO A RECIBIR UN MILAGRO!
(2 Reyes 4:8-37)
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez
Dentro de las enseñanzas bíblicas hay muchas referentes a las ofrendas, una de ellas, que llaman poderosamente la atención, es el saber que a través de nuestras ofrendas, nosotros podemos recibir de Dios lo que hemos anhelado… “y darás tu dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegraras tú y tu familia” (Deuteronomio 14:26). ¡¿Qué es esto?! Podría decir cualquier persona… A lo cual yo le respondería que solamente son principios bíblicos establecidos por Dios para bendecir a su pueblo, solo una vez en la Biblia Dios nos dice que lo pongamos a prueba, y es referente a dinero… “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, sino abriré las ventanas de los cielos, y derramare sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10).
Dentro de las enseñanzas bíblicas sobre las ofrendas, podemos encontrar muchas, que hacen referencia a milagros de Dios obrados a través de ellas, me llama la atención un suceso muy especial.
Un día pasaba el Profeta Eliseo por la ciudad de Sunem, y ahí vivía una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese en su casa, y el profeta aceptaba sus invitaciones. Un día ella le dijo a su esposo: “He aquí ahora, yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí, cama, mesa, silla y candelero, para que cuando el viniere a nosotros se quede en el” (2 reyes 4:9)
1°Cabe denotar que la mujer dijo “hagamos”, no iba a dar algo usado, ni viejo, ni prestado, estaba dispuesta a pagar dinero para construir algo “nuevo” para el siervo de Dios. La mujer sabía que era un varón de Dios. Dios hablaba al pueblo a través de ese hombre, sanaba, hacia milagros y señales a través de ese varón, y la mujer sabia que Dios recibiría su ofrenda a través de el mismo varón (si Dios bendice al pueblo a través de un hombre, ¿acaso no recibirá la ofrenda a través del mismo hombre?, claro que sí y la mujer lo sabia), por eso era una mujer importante, era sabia y entendida, reconocía al varón de Dios.
Por lo mismo, seguramente pensaba, no podemos darle algo usado, viejo, no debemos de hospedarlo en la sala, ni en la habitación de los niños, menos en el suelo, sino debemos de pagar para construirle un aposento nuevo, con cama nueva, silla nueva, mesa nueva y lámpara nueva, y solo por una razón, ¡Porque es varón santo de Dios!
Por eso, y más, bendice a tu Pastor, a tu iglesia, a tu asociación a través de tus diezmos y ofrendas. Hermano déjame decirte que así como se recibe sanidad y milagros de Dios a través de un hombre, también Dios recibe nuestra ofrenda atraves de ese mismo hombre, por lo mismo nunca menosprecies a un varón de Dios, pues es el mismo representante de Dios a quien estamos recibiendo u ofrendando. Decía el Rey David: “No ofreceré a Jehová holocausto que no me cueste nada” (2 Samuel 24:24)
“Nunca olvidemos que la verdadera ofrenda es la que en verdad nos cuesta, la que nos es difícil entregar, la que tiene un valor real”.
2° El Profeta Eliseo manda a llamar a la mujer, y le dice que ha sido solicita con él, preguntándole: ¿Qué quieres que haga yo por ti? (2 Reyes 4:14), a lo que ella responde: NADA.
¿Pero qué respuesta es esta?, nada, estaba frente al varón de Dios y se le ofrecía lo que ella deseara, y ella solo dice, nada. Cuántas veces hemos actuado de la misma forma nosotros, ofrendamos, diezmamos, y decimos que no esperamos nada; no olvidemos que somos nosotros los que necesitamos de Dios, no El de nosotros. Solo demuestra un desconocimiento de la palabra, El nos dice que “daremos nuestro dinero por lo que desea nuestro corazón”, y decimos ¡nada!, ¿Quién siembra la tierra sin esperar cosechar fruto?, ¿Quién trabaja sin esperar recibir salario?, ¿Quién da su dinero sin desear recibir nada?, ¡Por eso no recibimos, porque no pedimos!
Ella había ofrendado algo costoso, nuevo, valioso, a Dios a través del Eliseo, por lo mismo iba a ser bendecida por Dios a través del mismo Eliseo. Nosotros necesitamos sustento, alimento, ropa, dinero para pagar renta, agua, luz, teléfono, auto, escuela, etc.
“Dios ha querido bendecirnos tantas veces pero siempre sembramos sin esperar cosechar,…hermano darás tu ofrenda por lo que desea tu corazón”
Aun así, el profeta dice a su sirviente: ¿Qué haremos por ella?, a lo que el sirviente dice: “No tiene hijo, y su marido es viejo”. Pero que buen siervo, sabía que a pesar que ella dijera no necesito nada, él sabía que si tenía necesidad de un milagro divino, algo que solo Dios pudiera hacer.
“Nunca dudes que Dios sabe de que tenemos necesidad, pero como buen Padre le gusta que le pidamos y reconozcamos que solo Él puede darnos ese milagro que necesitamos”
3° La promesa, la palabra libera el milagro… le dice Eliseo: “El año que viene, por este tiempo, abrazaras un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva” (2 Reyes 4:16).
Dentro de las promesas de Dios a su pueblo, puede haber muchas que parecieran risibles y otras difíciles de creer. Sara se rio cuando escucho la promesa de Dios a Abraham de darle un hijo (Genesis 18:12); Gedeon duda cuando es llamado para salvar a Israel (Jueces 6:14); Moisés dice: ¿Quién soy yo? (Éxodo 3:11), y podemos encontrar demasiadas situaciones parecidas, cuando las circunstancias demuestran solo adversidad, como enfermedad, pobreza, infertilidad, temores, son momentos en los cuales creemos que Dios no lo puede hacer. Pero nunca debemos de olvidar que en medio de las adversidades, situaciones opuestas, carencias e impotencia humana, es el momento que Dios aprovecha para hacernos saber que solo su poder puede hacer lo que nosotros no. Por lo anterior debemos de estar seguros que cuando Dios prometió, El va a cumplir, si El dijo, va a suceder, si El lo hablo, simplemente nos lo dará. Tenemos un Dios que le gusta hacerse real en nuestras vidas a través de lo sobrenatural, solo Él puede hacer fluir agua de una roca, dividir el mar, detener el sol, hacer fértil el vientre de una mujer, hacer libertador de toda una nación a un hombre, dar fuerza para derrotar gigantes y leones, dar vista a los ciegos, hacer andar paralíticos, resucitar muertos, no hay duda que tenemos un Dios que todo lo hace posible. Aunque el milagro parezca difícil, para El es fácil.
“Los hombres de Dios se mueven y toman la promesa de su Señor, sabiendo que cuando su Rey habla, dice, promete es porque El va a cumplir… Claro que necesitamos un milagro de Dios, en el ministerio, familia, salud, economía, y todas las áreas de nuestra vida, El quiere darnos un milagro”
4°… “y murió… Ella subió y lo puso en la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta se salió, al monte donde estaba Eliseo” (2 Reyes 4:20-30)
El niño había muerto, el milagro, la promesa estaba muerta, sin vida; dice la mujer al profeta: ¿Pedí yo hijo a mi señor? Claro que el dolor la estaba inundando, pero antes de ir delante del profeta, ella sabía qué hacer, y subió al niño, ya sin vida, al aposento que habían construido, y lo acostó en la cama. Hermano, eso es algo grande y poderoso.
Tantas veces hemos recibido un milagro de Dios, de sanidad, de vida, de ministerio, económico, en nuestro negocio, empresa, familia, etc. Tenemos una palabra, una promesa de Dios pero pareciera que de pronto esa promesa ya no tiene vida, que ya murió. No vemos ya nada de la promesa que recibimos, nosotros los hijos de Dios tenemos tantas promesas y El ha hacho milagros en nosotros, pero parece que ya no tienen vida, que han muerto, eso nos desanima, entristece, y quizá nos hace desear no querer seguir dentro de esa promesa. Pero al igual que esta mujer, que sabía qué hacer, debemos de actuar igual, seguramente dijo: “mi milagro Dios me lo dio, se lo llevo a Él, al aposento que yo construí, en la cama que mi dinero pago, junto a los muebles que yo pague”.
Hermano, debemos de saber que nuestro dinero que damos a Dios nos da derecho a recibir un milagro, nada de lo que le damos a El queda en el olvido, “Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. Te de conforme a tu deseo de tu corazón” (Salmos 20:3-4).
“Cuando parezca que tu milagro no tiene vida, que ese sueño ha muerto, que tu promesa ha fallecido y tu ilusión ya no late, es el momento de que la lleves al aposento de Dios, al templo que construiste con tus ofrendas, en el altar, sillas, bancas, ventanas que tu pagaste.
5° “…Se paseo por la casa de una a otra parte… y el niño abrió los ojos. Y le dijo: Toma a tu hijo” (2 Reyes 4:35-36)
¡VIVO!, Claro que resucito, cuando tu milagro muera, puedes estar seguro de llevarlo al santuario que tus ofrendas construyeron, en los utensilios que tus ofrendas han pagado.
Nunca lo que ofrendes será olvidado por Dios. Hermano sigue ofrendando, diezmando, cooperando, sembrando, todo lo que das Dios lo tiene presente y puedes confiar que...
“¡EL HACE MEMORIA DE TODAS TUS OFRENDAS”…Y TU MILAGRO VOLVERA A VIVIR!
¡BENDICIONES!
DR. JOSÉ ARIZMENDI VÁZQUEZ