jueves, 25 de febrero de 2010

¡El pacto de siervos!

¡EL PACTO DE SIERVOS DE DIOS!
(1 Samuel 18:3 y 4)
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez

El hablar de amor y fidelidad resulta fácil, la teoría es algo que siempre ha estado presenta dentro de nuestras vidas y ministerios, pero la realidad es que el amor genuino y verdadero se demuestra con hechos bien definidos y rotundos. Al estudiar sobre amistad y pactos, resalta sobre muchos lo realizado por David y Jonatán, su alma quedo ligada en una sola y después confirman su amor a través de un pacto.
“E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quito el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco, y su talabarte”. (1 Samuel 18:3 y 4)
Las palabras traducidas “hicieron pacto”, en el hebreo original es KARATH BERIYTH. Se define como karath: cortar, separar, dividir, implica destrucción, y beriyth: pacto, establecer alianza, convenio, coalición, sociedad. La unión de ambas palabras es establecer un convenio originado por cortar o separar las partes de un animal sacrificado y pasar en medio de ellas. Esto hace referencia a la práctica del pacto antiguo, como el que hizo Dios con Abraham (Génesis 15:9-18). Los animales usados eran divididos o partidos; al finalizar ese acto las personas que estaban en relación de pacto caminaban en medio de las dos partes separadas haciendo esta declaración: ¡Que Dios haga como se hizo con este animal, si el que hubiese pactado no cumpliese con su parte!
Hablar de pacto no es algo trivial, se debe de envolver la idea de que es un compromiso total hasta la muerte. En los pactos antiguos, además de la sangre como algo vital para la consumación del mismo, se utilizaba el intercambio de objetos físicos. Jonatán entrego a David algunos objetos que eran la demostración de la intensidad y compromiso existente entre ambos.
1° La esencia del pacto es que dos personas se convierten en una sola.
El manto: En este acto, David simbólicamente se vistió de Jonatán, por lo mismo la Biblia declara que el alma de ellos quedo ligada, siendo su identificación del uno con el otro de una forma total y completa. De la misma manera, la entrega de Jesucristo al hombre es de pacto: … “se despojo de su manto de divinidad” para tomar forma de hombre… (Filipenses 2:5-8)
Las armas: Jonatán se despojo de su espada y su arco. La entrega de este tipo de armas simboliza la responsabilidad que tenían los miembros involucrados en el pacto de defenderse mutuamente de cualquier enemigo que surgiera. En muchas ocasiones Jonatán pone su vida en peligro por defender a su compañero de pacto, su padre, el rey Saúl le dice que traiga a David para que lo pueda matar, pero por defender a su amado amigo, recibe una agresión de su padre, la cual pudo costarle la vida, pues le fue arrojada una lanza (1 Samuel 20-31-34). En el pacto de Jesucristo con nosotros sus redimidos, El ha destruido a nuestros enemigos en la cruz y nos defiende de ellos (Colosenses 2:13-15 y 1 Pedro 1:5)
Talabarte (cinturón): Era indispensable para sostener las armas en su lugar, para el guerrero era el símbolo de su fortaleza. La entrega del cinturón representaba disponer toda su fuerza personal al servicio del compañero de pacto. El mismo compromiso de fuerza lo vemos establecido entre Dios y su pueblo: “… los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas” (Isaías 40:31). La fuerza y potencia de Dios está disponible para los que le amamos y hemos entrado en pacto con El.
2° El compromiso entre siervos debe de tener la misma esencia que el pacto de David y Jonatán.
Fue realizado por dos hombres con autoridad sobre el pueblo. David como el ungido para ser el próximo rey y Jonatán era el príncipe del pueblo de Israel. Este pacto apunta a los siervos de Dios de la iglesia del presente. Siendo nosotros los que debemos de cuidar y guardar la esencia de la unidad del Espíritu a través de un “pacto de siervos”, somos nosotros los que hemos recibido el llamado del Señor, el honor y responsabilidad de guiar y servir al pueblo, ministrando al Señor, nunca podemos aconsejar, enseñar u ordenar a las congregaciones que hagan pactos y les sean fieles, si nosotros no empezamos primero.
AMADOS Y QUERIDOS.
Hay un episodio en la vida de David, en el cual se manifestó el verdadero carácter, nobleza, integridad y disposición de corazón, que debe de tener el verdadero siervo de Dios que posee una unción de rey, de gobierno, de liderazgo y autoridad.
El informe de la muerte de Saúl y Jonatán (2 Samuel 1), acarreo gran tristeza a David, y la endecha que pronuncio ante la muerte de estos hombres nos hace saber porque Dios hablo de él como un varón conforme a su corazón (Hechos 13:22). Las expresiones de David en ese lamento estaban llenas de amor por Dios; muy lógico el dolor por la muerte de su amado amigo compañero de pacto, pero pareciera ilógica su actitud ante la muerte de Saúl. Por un largo tiempo Saúl solo quería matarlo, lo persiguió constantemente, no podía ocupar el lugar de rey, al cual había sido ungido por Dios, por la presencia de un rey desechado, pero que aun ocupaba el trono, y solo lleno de rencores y odio. Pero el rey ungido por Dios, demostraba lo sobrenatural del verdadero amor de Dios en su vida, teniendo varias oportunidades para matar a Saúl jamás lo hizo, y solo decía: “líbreme Jehová de tocar al rey”. En su lamento David declara: “…El arco de Jonatán no volvía atrás, ni la espada de Saúl volvía vacía. Saúl y Jonatán, AMADOS Y QUERIDOS; inseparables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados… Hijas de Israel llorad por Saúl…”
Una confesión así sería difícil de creer, siendo esto nuestro problema, no somos capaces de creer que el amor sobrenatural de Dios derramado, pueda hacer milagros de tal perdón, David jamás dijo odiar a Saúl, no lo critico, no hablo mal de él, solo lo respeto, pues mientras estuviera en el trono sabía que era el rey; solo sus palabras unieron a su amigo de pacto y a su enemigo, demostrando el amor de Dios, en una sola frase: ¡AMADOS Y QUERIDOS!
Esta clase de amor es imposible que sea manifestada por el amor natural del ser humano. Necesitamos ser llenos por el Espíritu Santo en el profundo amor de Cristo el cual: “… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, el amor nunca deja de ser…” (1 Corintios 13:7 y 8)
El pacto de David y Jonatán involucraba también a su descendencia: “… Jehová este entre tú y yo, entre tu descendencia y mi descendencia, para siempre” (1 Samuel 20:42)
Después de la muerte de Jonatán, David tenia presente el pacto con su amigo y pregunta si ha quedado alguien de la casa de Saúl, a quien hiciere misericordia por amor a Jonatán, un sirviente llamado Silva le informa que vivía un hijo de Jonatán lisiado de los pies, de nombre Mefi-boset, David envía por él y le dice: “No tengas temor, porque yo a la verdad hare de ti misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl; y tu comerás para siempre a mi mesa” (2 Samuel 9:7).
La integridad, honestidad, fidelidad y amor de David fueron puestos en evidencia por este acto de misericordia, el pacto de su padre tenía poder para librarlo de la vergüenza y deshonra.
Saúl fue incapaz de comprender el pacto de Jonatán y David (1 Samuel 20:30) y lanza hacia su hijo una expresión de pensamientos sucios y perversos, muchos pueden no entender la pureza de un pacto de siervos. Jonatán fue avergonzado ante los demás por su mismo padre. Cuando Dios da a Jonatán un hijo llamo su nombre Mefi-boset, que significa: “El que quita la vergüenza”.
Mefi-boset fue llamado ante la presencia del rey, logrando privilegios especiales, como el recibir las tierras de Saúl y sentarse siempre a la mesa del rey.
La iglesia, al igual que Jonatán con su hijo, fue restaurada de toda vergüenza y oprobio, por el pacto que Jesucristo realizo a través de su sangre derramada para todo aquel que cree en El. Toda persona comprada con la sangre del Señor entra en una relación de pacto, para ser bendecida continuamente con la abundancia de la mesa del Rey.
Solo los siervos e iglesias que abracen la revelación de vivir bajo un pacto de siervos, tendrán el poder, la autoridad y la capacidad de ser el instrumento de Dios para quitar del mundo y de su gente toda vergüenza y oprobio.
Amado siervo de Dios, estamos viviendo momentos críticos dentro de los tiempos actuales, ciertamente tiempos finales, en los cuales más que nunca debe de existir en nosotros un verdadero carácter que manifieste la presencia de nuestro Señor, los ministerios solos, muchas veces se extravían en el camino, pero lo cierto es que en la alianza de ministerios habrá fortaleza, y a pesar de las diferencias debemos buscar la unidad, el Apóstol Pablo nos exhorta: “… os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuiste llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4:1-6)
¡En medio de la diversidad debe de haber unidad!, Siempre serán más cosas las que nos unan que las que nos separen, Dios nos une.
“Lo que necesitamos son verdaderos pactos de siervos, para seamos identificados en forma total y completa, poner nuestra vida por los demás y entregar nuestras fuerzas en beneficio de nuestros consiervos. Somos siervos de Dios, como tales debemos aprender a vivir”.
¡BENDICIONES!
DR. JOSÉ ARIZMENDI VÁZQUEZ