jueves, 25 de febrero de 2010

La generación de la doble porción

¡LA GENERACION DE LA DOBLE PORCION!
(2 Reyes 2:1-15)
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez

Habían pasado casi ocho años desde ese momento, cuando el profeta Elías lo había encontrado, y pasando frente a él, echó sobre Eliseo su “manto”, esto como símbolo de adopción y señal de que Elías lo adoptaba como hijo, y sucesor en el oficio profético; debemos de señalar que el ejercicio de Eliseo se distinguió por actos misericordiosos y una actividad incesante, y dentro de su propósito estaba el concluir las reformas iniciadas por su antecesor en cuanto a renovar las antiguas verdades y librar al pueblo del paganismo, podemos ver numerosos milagros realizados a través de él, realizando un número mayor que Elías, pero ante todo completa la obra de su maestro, destruyendo en esa época el culto a Baal. El número mayor de milagros no quiere decir, de ninguna manera, que fuera mayor que Elías.
Pero llego el momento en el cual Dios quiso alzar a Elías en un torbellino al cielo, cuando venían los dos de Gilgal, y diciéndole quédate aquí porque Jehová me ha enviado a Bet-el, pero Eliseo responde: “vive Jehová, vive tu alma que no te dejare”; siendo esta la misma respuesta en tres ocasiones, demostrando así la perseverancia que debe de tener un hijo en relación a su “padre espiritual”, maestro o mentor. Pero después de la tercera vez, ellos dos van juntos y se paran a la orilla del Jordán (que es símbolo de “desafíos”), tomando Elías su “manto”, lo doblo y golpeo el agua, provocando que se separaran y pasando ambos por lo seco. Con esto demuestra Elías que su “manto” (unción) era suficiente para enfrentar cualquier “desafío”, y gracias a esa unción podrían seguir adelante, tomando en cuenta que al otro lado del “desafío” es donde están las bendiciones, la recompensa y las promesas. En el libro de Josué capitulo 1, versículo 2, Dios habla a Josué y le dice que ahora él se levante y pase el Jordán, él y todo el pueblo, “para poseer la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”. Eliseo sabia que al otro lado es donde están las bendiciones y promesas, y esta lo que Dios nos ha preparado, por lo mismo dice a Elías: “NO TE DEJARE”. Cuando aprendemos a perseverar en lo que Dios nos prometió, y peleamos por nuestros anhelos y sueños, podemos estar seguros de que algo poderoso ya viene a nuestra vida. Cuando ellos habían pasado al otro lado del Jordán, Elías le dice: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes de que sea quitado yo de ti”, a lo que Eliseo inmediatamente pide: “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mi”.
Si por un momento nos detenemos y analizamos esta petición, suena extraña, el mismo Elías le responde: “cosa difícil has pedido”. Durante mucho tiempo se ha pensado que la “doble porción”, a la que hacía referencia Eliseo era el poder obrar en milagros que excediesen en magnitud y numero los de su señor, con un oficio profético superior, no era el querer el doble de poder ni una unción doblemente mayor, Eliseo no quería ser mayor ni más que Elías, solo quería heredar de su “padre espiritual” el oficio y los dones proféticos. Dentro de la cultura judía y sus costumbres, el padre al repartir la heredad, otorgaba a todos sus hijos una porción igual, pero el primogénito tenía derecho a una “doble porción”, al igual que una bendición paternal especial, ser el jefe de la familia o de la tribu, tener un lugar de privilegio en la mesa y, sobre todo, el pertenecerle a Dios.
Al hacer Eliseo su petición no se refería a querer tener el doble de unción, en comparación con Elías, sino al hecho de ser visto como un hijo, ya que él veía a Elías como un padre; y eso hacía que su petición fuera la de un hijo, pero no simple, sino de un hijo primogénito, motivo por el cual, pedía su herencia a la cual, después de años de esfuerzo y servicio, tenía derecho, ya que su señor cuando lo llamo y echo sobre el su manto, le había profetizado, simbolizando que lo adoptaba como hijo y sucesor en el oficio profético, ahora Eliseo solo pedía lo que le pertenecía, la heredad de un hijo.
Mientras ellos caminaban y hablaban, un carro de fuego los aparto, y Elías subió al cielo en un torbellino, al ver esto Eliseo clamo: “¡PADRE MIO, PADRE MIO!”… y nunca más le vio. Algo de lo que por muchos años hemos padecido es de no reconocer una “paternidad espiritual”, y esto va mas allá de lo que nos fue enseñado, no es solamente alguien que nos hablo del evangelio, sino alguien que es un líder, una autoridad, alguien que nos enseña, aconseja y nos bendice. Cuando tenemos “paternidad espiritual”, produce en nosotros una identidad, en otras palabras sabemos de dónde venimos, donde estamos y a donde vamos según nuestro propósito. Un hijo posee nombre y apellidos, los cuales vienen de los padres, pero si no hay padres solo tendremos nombre y eso no es suficiente para darnos una identidad, la cual a su vez, nos dará como resultado una herencia, un padre transmite características físicas y espirituales, además de económicas.
1° Ministerialmente si tenemos una “paternidad”, nos produce una “identidad”, y esto hace que aspiremos a pedir y recibir una “heredad”. Así como Eliseo esperaba el recibir la herencia de su maestro, nosotros debemos de aspirar a recibir la heredad de nuestro “padre espiritual”, es tiempo de empezar a reconocer y honrar a nuestros padres espirituales, para que así podamos pedir y recibir lo que solo a nosotros los hijos nos corresponde.
Al no verlo más, “Eliseo alzo el manto que se le había caído a Elías, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán”. La transferencia de este “manto” representaba para él, que había sido puesto por sucesor de Elías, y para el pueblo era la señal externa de que la unción profética de Elías estaba sobre él. Una vez, teniendo el “manto”, Eliseo vuelve y se para a la orilla del Jordán, él sabía bien que la unción no era para guardarla, ni idolatrarla, únicamente era para usarse, al tener la unción solo hay que usarla, y regresa a la orilla del mismo “desafío”, lo había hecho con su maestro, pero ahora está el solo, sabía que el poder de Elías estaba en él, y tenía que enfrentar desafíos iguales o aun mayores.
2°El hijo debe de estar dispuesto a enfrentar los mismos desafíos de su líder y aun mayores, nunca olvidando que del otro lado está la promesa que nos ha sido dada.
Pero ya estaba frente al “desafío”, con la “unción” en sus manos, y al igual que su señor golpea las aguas, pero clama: ¿Dónde está el Dios de Elías?. Ciertamente nuestro Señor es el mismo de ayer, hoy y siempre, pero Eliseo sabía muy bien que de nada servía tener el “manto” si no estaba la presencia de Dios con él; ¿de qué nos sirve a nosotros el tener los libros, lugares, posiciones de santos siervos de Dios, sino tenemos su espíritu?, a el no le era suficiente tener un “manto”, también quería la misma presencia de Dios en su vida.
3° No le importa lo que los demás piensen y Eliseo toma el manto y golpea las aguas, ¿pero porque hizo esto?, la respuesta es simple, porque su “padre espiritual” lo había hecho de esa misma forma, para imitar a un siervo de Dios hay que ser humildes, el golpea las aguas de la misma manera que lo hizo Elías, si su paternidad operaba así , ministraba, predicaba, profetizaba, el sabia que el mismo espíritu estaba sobre él, por lo mismo, poseía las mismas características de Elías y no le daba temor el operar su “unción” de la misma manera de su antecesor.
Al ver esto, los hijos de los profetas, dijeron: “el espíritu de Elías esta sobre Eliseo”. Y vinieron a recibirle y se postraron delante de él. Ciertamente por su “manto” les fue fácil reconocer que la “unción” ya estaba sobre Eliseo, al saber que era Dios actuando a través de él, ellos vinieron y reconocieron su “unción profética”.
Muchas veces hemos deseado ser la generación que cambie el curso de la historia, si nosotros deseamos tener el reconocimiento de los demás tenemos que empezar por reconocer una “paternidad espiritual”, para tener una “identidad” bien definida, y aspirar a poseer una “heredad”, estar dispuestos a enfrentar los “desafíos” y a pesar de estar solos, quizás pueden ser mayores, pero si el “manto” de unción esta en nosotros, debemos luchar y pedir a Dios que su presencia este con nosotros y atrevernos a operar de la misma forma en que ha operado nuestro “padre espiritual” ya que parte de la herencia son atributos y características semejantes.
Ciertamente en nosotros Dios ha depositado poder y unción, y esa unción no es para guardarla, es para usarla, no podemos permanecer pasivos habiendo tanta gente que necesita de Dios. Hermano en ti se ha depositado una valiosa herencia, la cual no se puede pagar con nada. El tiempo de Dios es ahora, miles mueren sin salvación ni esperanza, mientras tanto nosotros preguntamos: ¿Dónde está el Dios de Elías?, siendo la respuesta muy fácil, ¡ESTA EN NOSOTROS!
Ruego al Señor que se levanten jóvenes dispuestos a pelear y perseverar por obtener su herencia, un manto del cielo está bajando a nuestro país, para apartarnos para El, un manto con unción poderosa de milagros, señales y prodigios. Es un tiempo en el cual Dios está restaurando muchas áreas en su pueblo, tales como la alabanza y adoración, la intercesión, y los cinco ministerios.
Esta nueva generación entiende que el llamado de nuestro Señor es grande, y a pesar de los desafíos a enfrentar, la unción es mayor y nada ni nadie podrá detenerla, porque la porción que nos ha sido dada es doble, porque nosotros pedimos como primogénitos, y ciertamente tendremos una bendición paternal especial, estar en el liderazgo de la familia o tribu, tener un lugar de privilegio en la mesa y, sobre todo, pertenecerle a Dios.
No esperemos que otros tomen lo que nos pertenece, debemos de perseverar hasta poseer lo que es nuestro. Hay un manto sobre nuestro país, te hablo por mí, no quiero que nadie herede lo que es mío, si Dios me prometió, me va a cumplir, si El lo dijo, El lo va a hacer, porque todo hombre puede ser mentiroso, pero solo Dios es verdadero y no miente. Atrévete a tomar tu promesa, ¡YA!
¡GRACIAS DIOS POR TU MANTO, POR TU HERENCIA, POR TU LLAMAMIENTO SANTO, TOMAMOS LA PROMESA QUE NOS HAS DADO¡
¡BENDICIONES!
DR. JOSE ARIZMENDI VAZQUEZ

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