jueves, 25 de febrero de 2010

¡El Reino de Dios ha llegado!

El Reino de Dios ha llegado.

“Pero yo si por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros El Reino de Dios”
San Mateo 12:28

Después del profeta Malaquías no hubo Profeta en Israel hasta la aparición de Juan el Bautista. Entra en escena en el desierto de Judea, aunque aparentemente distante o despoblado, ningún lugar es aislado de la gracia de Dios. Juan predicaba la doctrina del arrepentimiento y le decía: Arrepentíos porque el Reino de Dios se ha acercado; queriendo hacer pensar de un modo diferente para producir en ellos un cambio de camino y de dirección. El arrepentimiento prepara el camino al Señor, y una vez que llega establece su reino, muy necesario el arrepentimiento porque el Reino ya estaba cerca (San Mateo 3:2). Un mensaje claro y conciso, lleno de autoridad y poder, esta predicación comprendía un llamado al Despertamiento y Avivamiento, este suceso de origen Divino y muy esperado, traería Restauración y Reforma.
El pueblo debía de arrepentirse y bautizarse para limpieza de pecados, para escapar de la ira venidera y participar de la salvación del Reino y el Espíritu Santo se derramara cuando el Reino se haga presente (San Mateo 3:1-12)
Un tiempo después el mismo Señor Jesús retoma el mismo mensaje y predica:
“Arrepentíos, porque el Reino de Dios se ha acercado” (San Mateo 4:17). Pero el futuro ya estaba en tiempo presente, y se manifestaría en su propia persona y ministerio.

“… El Reino de Dios ha llegado a vosotros” (San Mateo 12:28).

Jesús mismo es la autobasilea, es decir, El Reino mismo. Siendo el sentido básico de Basilea la autoridad y poder real de Dios, su derecho a reinar en esta tierra.
Ahora mismo Jesús manifestaba esta Reino a través de su persona y hechos, de forma palpable y visible en la expulsión de demonios y en su poder milagroso. Jesús ha invadido la casa del “hombre fuerte”, lo ha atado, y despojado de sus bienes (San Mateo 12:29). El Reino de Dios se introduce en los terrenos del maligno. El poder de Satanás es derrotado, Jesús lo ve caer como relámpago del cielo. Nuestro Señor Jesús tiene poder y lo transfiere a sus discípulos para derrotar al enemigo, y así, para los que salen al mundo nada es imposible pues están investidos del poder de Dios mismo, siendo hasta nosotros mismos, testigos de su Reino (San Lucas 10:18).
Toda la actividad milagrosa de Jesús constituye la prueba de la venida del Reino. Lo que muchos Profetas y hombres justos desearon ver, el inicio de la salvación, ahora los discípulos lo pueden ver y oír (San Maeto13:16 y San Lucas 10:33).
Juan el Bautista envió a sus discípulos a preguntar: ¿Eres tu el que había de venir o esperaremos a otro?, y como respuesta les fueron mostradas las señales y maravillas que Jesús hacia, en las que conforme a las profecía del Reino ya se estaban manifestando; los ciegos ven, los cojos caminan, los sordos oyen, los leprosos son limpiados, los muertos vuelven a vivir y el evangelio es predicado a los pobres y en esta proclamación es tangible la inauguración del Reino de Dios, pues la salvación se anuncia y se ofrece como un regalo disponible para los pobres de espíritu, los hambrientos, los que sufren y lloran, ahora el Reino es de ellos, y recibieron el perdón de pecados hasta este presente.
Jesús no vino a abolir ni a destruir sino que vino a cumplir, a anunciar el mensaje del Reino, a buscar y a salvar a los perdidos, a servir a los demás y a dar su vida en rescate por muchos.
El secreto de pertenecer al Reino esta en pertenecer a Jesús, el Reino de Dios esta concentrado en Jesús, en lo presente como en lo futuro, y nosotros la Iglesia somos el cuerpo de Cristo, hemos aceptado el evangelio del Reino por fe, también participamos de la salvación por parte del Reino, incluyendo el perdón, adopción, la presencia del Espíritu Santo y la posesión de la vida eterna.
Venimos a ser la sal de la tierra, la luz del mundo, pero también el Reino debe de tomar una forma visible y vivir en obediencia a nuestro Rey.

Como Iglesia estamos llamados a confesar que Jesucristo es el Señor, a cumplir la tarea misionera de predicar el mensaje por todo el mundo, y a esperar su venida.
Somos el instrumento de Dios aquí en la tierra, somos la muestra visible del Reino, somos embajadores, representantes, enviados, por la simple razón de que nosotros actuamos en el nombre de Jesús.

“Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres les es anunciado el Reino”
San Mateo 11:5

La autoridad de Dios en lo natural y sobrenatural, su poder sobre lo espiritual, ahora nosotros podemos ver y oír, somos testigos de su poder y autoridad, pero a la vez somos participes de esa autoridad. Al ser establecidos como Iglesia hemos sido embestidos con Poder y Autoridad, y podemos decir que el Reino de Dios no esta cerca, no, nosotros podemos decir que el Reino de Dios ya llego, lo sobrenatural, su poder, su gloria, su presencia ya actúa en nosotros, y se hace real, lo que Jesús dijo:

“De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago, el las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”
San Juan 14:12

No debemos de olvidar que Jesús es El mismo de ayer, hoy y siempre, sus atributos Divinos no cambian, El sigue manifestándose con poder, es El mismo que nos prometió, esta Nueva Generación es distinta porque le cree a su Señor y también cree en El, por eso que no sea extraño que seamos usados con el mismo poder y autoridad de Jesús, seguramente sus mismas señales, y aun mas, nosotros las haremos también. Sus palabras continúan hasta hoy escuchándose en su creación, ¡El Reino de Dios ha llegado!...
¡¡¡¡¡Creemos en ti Jesús!!!!!

¡BENDICIONES A SUS VIDAS!

Dr. José Arizmendi Vázquez