jueves, 25 de febrero de 2010

"La Uncion"

La Unción

Por: Dr. José Arizmendi Vázquez


“… sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”. Amén.
(Marcos 16:18-20)


Cuando hablamos del poder del Espíritu Santo en la obra de su iglesia, debemos de tener presente que una labor fundamental es sobre los ministerios establecidos por Cristo (Efesios 4:11-16), debemos de comprender y aceptar que sin el poder del Espíritu Santo, no solo nuestro ministerio, también nuestra vida, familia, iglesia, y hasta sociedad están en peligro real, pues no podemos actuar en nuestras fuerzas, como siervos de Dios, solo debemos de movernos en el poder de su Espíritu Santo, y este poder se llama unción.
“Es el poder que Dios nos da, a través del Espíritu Santo para realizar una labor especifica”.
La unción proviene solo de Dios y fluye donde hay un corazón humilde y obediente.
El poder de Dios no es dado por hombres, organizaciones, denominaciones, únicamente y exclusivamente viene del Padre.
Durante mucho tiempo hemos estado alejados de este poder, no porque Dios no lo enviara a nuestras vidas, solo porque en medio de nuestra humanidad no hemos sido sensibles a su mover y propósito divino. Trayendo como resultado falta de pasión y amor por nuestros ministerios, pero también por las almas. Sería bueno preguntarnos: ¿Por qué la gente no se salva?, ¿Por qué la gente se enferma y no sana?, ¿Por qué divisiones, envidias, contiendas, pleitos, celos y más?, ¿¡Por qué contristamos al Espíritu Santo de esa forma!? Nos fue dado para el funcionamiento apropiado de nuestros ministerios, para hacer la obra a la cual fuimos llamados, no para encerrarlo en la biblia, como un misticismo, sino para dejarlo fluir y con su poder haga lo que tiene que hacer, como Dios que es.
Muchos en otros tiempos sintieron el poder de Dios, muchos hablan de un pasado, pero El sigue siendo el mismo de siempre.
Nos fue dada la unción para:
1° Apartarnos y consagrarnos para Dios, cualquier labor que hagamos, aunque parezca pequeña, necesitamos de unción para desarrollarlo. La unción nos diferencia del resto de personas, somos apartados y santificados como hombres de Dios, ya no podemos ser igual que antes, ahora somos diferentes por el poder que actúa en nosotros (Éxodo 29:29).
2° Capacitarnos para el ministerio, trayéndonos dones. En Hechos 1:8 cuando habla de poder se refiere a una capacidad de hacer más en la obra de Dios con mayor habilidad y fuerza. Sin unción vendría el cansancio, desanimo, derrotas. También nos otorga dones para la obra del ministerio (1ª Pedro 4:10).
3° Apasionarnos por Dios, unción y pasión van juntas. De las cosas importantes que en nuestros ministerios han faltado, son pasión y unción. Muchos realizan su trabajo sin pasión, solo por hacer, cumplir, por apariencia, trayendo como resultado cansancio y desesperación. Cuando seamos llenos de unción, vendrá a nuestra vida una pasión por nuestro Señor, y amor por nuestro ministerio al cual fuimos llamados.
4° Deshacer las obras de Satanás, liberar a cautivos y oprimidos. La unción rompe toda atadura y yugo. Toda obra del diablo se acaba y destruye solo a causa de la unción. Es para romper toda atadura de pecados y vicios. Numerosas veces hemos sido testigos de que por la unción las enfermedades se van y los endemoniados son hechos libres (Isaías 10:27)
5° Sanar corazones dañados. La unción es el ungüento para sanar heridas del corazón, del pasado, daños en las emociones y sentimientos que producen depresiones y ansiedades. La sanidad para estas enfermedades no está en psicólogos, está solo en la unción.
6° Solo para glorificar a Dios y no a los hombres. La unción del Espíritu Santo solo debe de darle honra y gloria a las obras poderosas de Dios. Se debe de exaltar a Cristo siempre en todo. La unción no es por nuestras buenas acciones o dada por hombres, solo viene del único que es digo de recibir gloria, esto es, a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo (Proverbios 3:6)
La unción se obtiene por medio de la fe. Muchas veces se ha idealizado la unción como algo muy lejano, para otros tiempos, creyendo que es para hombres fuera de lo normal. Pero resultando esto un gran error, ya que la unción es dada por el Espíritu Santo para todos los creyentes que han sido lavados y comprados con la sangre de Cristo. Nosotros los hombres de Dios debemos de aprender a vivir bajo la unción, pero antes de esto, debemos de aprender a activarla para saber fluir en ella. La unción se obtiene a través de la fe. Como siervos de Dios es indispensable tener unción para poder realizar la obra del ministerio al cual fuimos llamados. Por fe tenemos la promesa de salvación, por fe tenemos la promesa del Espíritu Santo. Dios reparte como quiere, pero debemos de pedirle unción y poder. “… Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8)
La unción de sanidad.
Dentro de los oficios ministeriales podemos ver que Dios reparte a cada uno como El quiere, poder para sanar, predicar, enseñar, liberar, etc. Estos poderes no son únicamente de materia celestial, sino también tangibles y susceptibles a un toque físico. Susceptible porque el mismo Jesús sentía cuando poder salía de Él, y tangible por que los enfermos sentían el toque de sanidad ya fuera por la imposición de manos o por la palabra hablada ordenando sanidad (Lucas 8:40-48). También la unción de sanidad es transferible, ya que por imposición de manos se activan dones (2 Timoteo 1:6).
La unción también se desata a través de:
1° Música. La forma y manera de alabar y adorar a Dios permitirá que la unción vaya en aumento o decremento. “La alabanza atrae la presencia de Dios y la adoración desata los milagros” (Hechos 16:25-26). La adoración trae sanidades, milagros, prodigios, por lo mismo debemos de entender y aprender a adorar al Señor siempre y en todo momento. Muchas personas reciben sanidad y milagros durante los momentos de adoración en las campañas o cruzadas. La adoración desata el poder de Dios, por lo mismo, los ministros de alabanza deben de saber cuán importante es saber cantar y tocar, bien y con unción, para cantar lo correcto y fluir espiritualmente. Pero los predicadores, pastores somos los que debemos de enseñarles a ser sensibles al Espíritu Santo, con el ejemplo, teniendo una vida de alabanza y adoración, la mejor imagen es el ejemplo.
2° Unidad. Nunca olvidar que es el mismo Dios al que servimos, debemos de aprender a vivir en unidad, amor, paz, paciencia, y más. Hemos recibido del poder de Jesús, para sanar, liberar, predicar, enseñar, pero el deseo eterno de Él es que seamos uno (Juan 17:20-23), somos ejemplo para los demás cristianos y también para los que creerán a través de nuestra unidad, de nuestro ejemplo.
3° Influencia de los líderes. La influencia de hombres y mujeres con unción, en nuestras vidas, será de gran importancia para que nuestra unción personal vaya en aumento. Por eso es necesario que los lideres, pastores, predicadores tengan una unción mayor que la nuestra. Para poder recibir un poder mayor. La paternidad espiritual nos trae una identidad y también una heredad. La identidad y heredad está marcada por la unción.
4° Conocimiento de la palabra. El apóstol Pedro dice: “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios, y si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado” (1 Pedro 4:11). Nadie puede ofrecer lo que no tiene, nadie puede dar lo que no posee, por lo mismo debemos dar lo que si tenemos, esto es, hablar con conocimiento de la palabra de Dios, no de palabras humanas o ideologías propias, y ministrar con el poder que hemos recibido de Dios, no como alguien quiera, sino según el poder que Dios nos ha dado.
5° Oración y ayuno. “Todo esfuerzo que los hombres de Dios hagan sin unción serán vanos”. La unción baja del cielo, viene de Dios, para dar forma a nuestro ministerio. La unción es un don que debemos de perpetuar y aumentar, de la misma forma en la que se obtuvo al principio, a través de la oración y ayuno. El amor a nuestra unción se verá reflejado por nuestra vida de oración y ayuno. El regalo mayor de Dios no son riquezas, posesiones, posiciones, nombramiento, reconocimientos humanos, lo más grande es la unción, porque viene de Dios. Al tener comunión con Dios la unción irá en aumento, El nos despertara a orar, no como plan establecido, sino como necesidad de tener intimidad con el Padre. La oración y ayuno deben de ser un estilo de vida para nosotros, pues según sea de grande nuestra vida de oración y ayuno así será de grande nuestro ministerio. A través de esta forma de vida honramos a Dios, tenemos intimidad con El, aprendemos a escucharlo, tenemos dirección divina, somos sensibles espiritualmente, nos humillamos ante El para que sea glorificado y recibimos lo que otros no reciben.
“… Mas tu, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensara en público” (Mateo 6:6)
Dios, a través de la oración, nos lleva a niveles mayores, a los cuales otros no llegaran, pues la vida de oración nos traerá recompensas de Dios, esto es unción.
La unción es detenida por:
Hay varia situaciones que impiden que la unción de Dios se desate y realice su obra, tal es la irreverencia, incredulidad, dureza de corazón, desconocimiento, pecados ocultos, tradiciones de los hombres, liturgias mal empleadas, falta de deseo de moverse en unción, falta de pasión por Dios, no anhelar la presencia del Espíritu Santo, y más. Las cuales resultaría desgastante profundizar, pues el romper paradigmas conlleva más tiempo, así que mejor tocamos lo bueno de Dios, dejando a un lado lo malo de los hombres.
La unción es la esencia de nosotros como siervos de Dios. Sin unción nada sucede, nadie se arrepiente, los enfermos no sanan, la gente no cambia, las iglesias no crecen. No está en un nuevo método, en ideas propias y personales, la base de todo crecimiento está solo en la unción del Espíritu Santo. La iglesia primitiva paso de 120 miembros a miles por la predicación del apóstol Pedro, solo por la unción que vino sobre él.
Estamos viendo como Dios está levantando una generación de hombres, mujeres, jóvenes ancianos, hasta niños, que se han negado a sí mismos, para dar lugar a Dios, teniéndolo como prioridad solo a Él, valientes que con denuedo hablan la palabra, con demostración de poder, demostrando el respaldo de Dios en sus vidas y ministerios. En ellos nuestro Señor ha derramado de su unción, dándoles poder. Quizá no sean aplaudidos por la gente, rechazados por otros, pero el respaldo del Señor Jesucristo esta en sus vidas, ¿Quien podrá callarlos?, el ladrón vino a robar, matar y destruir, pero Jesús vino a dar vida en abundancia, a los que creemos en su nombre tenemos la promesa de hacer cosas más grandes que las que El hizo (Juan 14:12).
En tiempos finales necesitamos más hombres de Dios llenos de unción y poder, a los cuales su predicación esta respaldada por los milagros y señales, para que la gente crea en nuestro evangelio y sepa que es verdadero.
“… Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que les seguían” (Marcos 16:20)
No nos extrañemos que muchos siervos de Dios nuestra palabra no sea vacía, sino lo que hablemos sea confirmado por señales que nos sigan, a donde vayamos, el Señor Jesús nos ayude y la unción nos siga. La palabra es más que letra en papel, los siervos debemos de hacer la palabra viva y real a través de nuestra unción. No dejemos de buscar y anhelar mas unción, es el regalo que nuestro Señor nos preparo. Somos los responsables de dar vida a esa palabra a través de nuestra fe y pasión por el Espíritu Santo.
¡Dios nos recompensara en público, con unción y poder del Espíritu Santo!
¡Sobre todo, pidamos más unción!

¡BENDICIONES!

DR. JOSÉ ARIZMENDI VÁZQUEZ

¡Tu ofrenda te da derecho a recibir un milagro!

¡TU OFRENDA TE DA DERECHO A RECIBIR UN MILAGRO!
(2 Reyes 4:8-37)
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez
Dentro de las enseñanzas bíblicas hay muchas referentes a las ofrendas, una de ellas, que llaman poderosamente la atención, es el saber que a través de nuestras ofrendas, nosotros podemos recibir de Dios lo que hemos anhelado… “y darás tu dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegraras tú y tu familia” (Deuteronomio 14:26). ¡¿Qué es esto?! Podría decir cualquier persona… A lo cual yo le respondería que solamente son principios bíblicos establecidos por Dios para bendecir a su pueblo, solo una vez en la Biblia Dios nos dice que lo pongamos a prueba, y es referente a dinero… “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, sino abriré las ventanas de los cielos, y derramare sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10).
Dentro de las enseñanzas bíblicas sobre las ofrendas, podemos encontrar muchas, que hacen referencia a milagros de Dios obrados a través de ellas, me llama la atención un suceso muy especial.
Un día pasaba el Profeta Eliseo por la ciudad de Sunem, y ahí vivía una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese en su casa, y el profeta aceptaba sus invitaciones. Un día ella le dijo a su esposo: “He aquí ahora, yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí, cama, mesa, silla y candelero, para que cuando el viniere a nosotros se quede en el” (2 reyes 4:9)
1°Cabe denotar que la mujer dijo “hagamos”, no iba a dar algo usado, ni viejo, ni prestado, estaba dispuesta a pagar dinero para construir algo “nuevo” para el siervo de Dios. La mujer sabía que era un varón de Dios. Dios hablaba al pueblo a través de ese hombre, sanaba, hacia milagros y señales a través de ese varón, y la mujer sabia que Dios recibiría su ofrenda a través de el mismo varón (si Dios bendice al pueblo a través de un hombre, ¿acaso no recibirá la ofrenda a través del mismo hombre?, claro que sí y la mujer lo sabia), por eso era una mujer importante, era sabia y entendida, reconocía al varón de Dios.
Por lo mismo, seguramente pensaba, no podemos darle algo usado, viejo, no debemos de hospedarlo en la sala, ni en la habitación de los niños, menos en el suelo, sino debemos de pagar para construirle un aposento nuevo, con cama nueva, silla nueva, mesa nueva y lámpara nueva, y solo por una razón, ¡Porque es varón santo de Dios!
Por eso, y más, bendice a tu Pastor, a tu iglesia, a tu asociación a través de tus diezmos y ofrendas. Hermano déjame decirte que así como se recibe sanidad y milagros de Dios a través de un hombre, también Dios recibe nuestra ofrenda atraves de ese mismo hombre, por lo mismo nunca menosprecies a un varón de Dios, pues es el mismo representante de Dios a quien estamos recibiendo u ofrendando. Decía el Rey David: “No ofreceré a Jehová holocausto que no me cueste nada” (2 Samuel 24:24)
“Nunca olvidemos que la verdadera ofrenda es la que en verdad nos cuesta, la que nos es difícil entregar, la que tiene un valor real”.
2° El Profeta Eliseo manda a llamar a la mujer, y le dice que ha sido solicita con él, preguntándole: ¿Qué quieres que haga yo por ti? (2 Reyes 4:14), a lo que ella responde: NADA.
¿Pero qué respuesta es esta?, nada, estaba frente al varón de Dios y se le ofrecía lo que ella deseara, y ella solo dice, nada. Cuántas veces hemos actuado de la misma forma nosotros, ofrendamos, diezmamos, y decimos que no esperamos nada; no olvidemos que somos nosotros los que necesitamos de Dios, no El de nosotros. Solo demuestra un desconocimiento de la palabra, El nos dice que “daremos nuestro dinero por lo que desea nuestro corazón”, y decimos ¡nada!, ¿Quién siembra la tierra sin esperar cosechar fruto?, ¿Quién trabaja sin esperar recibir salario?, ¿Quién da su dinero sin desear recibir nada?, ¡Por eso no recibimos, porque no pedimos!
Ella había ofrendado algo costoso, nuevo, valioso, a Dios a través del Eliseo, por lo mismo iba a ser bendecida por Dios a través del mismo Eliseo. Nosotros necesitamos sustento, alimento, ropa, dinero para pagar renta, agua, luz, teléfono, auto, escuela, etc.
“Dios ha querido bendecirnos tantas veces pero siempre sembramos sin esperar cosechar,…hermano darás tu ofrenda por lo que desea tu corazón”
Aun así, el profeta dice a su sirviente: ¿Qué haremos por ella?, a lo que el sirviente dice: “No tiene hijo, y su marido es viejo”. Pero que buen siervo, sabía que a pesar que ella dijera no necesito nada, él sabía que si tenía necesidad de un milagro divino, algo que solo Dios pudiera hacer.
“Nunca dudes que Dios sabe de que tenemos necesidad, pero como buen Padre le gusta que le pidamos y reconozcamos que solo Él puede darnos ese milagro que necesitamos”
3° La promesa, la palabra libera el milagro… le dice Eliseo: “El año que viene, por este tiempo, abrazaras un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva” (2 Reyes 4:16).
Dentro de las promesas de Dios a su pueblo, puede haber muchas que parecieran risibles y otras difíciles de creer. Sara se rio cuando escucho la promesa de Dios a Abraham de darle un hijo (Genesis 18:12); Gedeon duda cuando es llamado para salvar a Israel (Jueces 6:14); Moisés dice: ¿Quién soy yo? (Éxodo 3:11), y podemos encontrar demasiadas situaciones parecidas, cuando las circunstancias demuestran solo adversidad, como enfermedad, pobreza, infertilidad, temores, son momentos en los cuales creemos que Dios no lo puede hacer. Pero nunca debemos de olvidar que en medio de las adversidades, situaciones opuestas, carencias e impotencia humana, es el momento que Dios aprovecha para hacernos saber que solo su poder puede hacer lo que nosotros no. Por lo anterior debemos de estar seguros que cuando Dios prometió, El va a cumplir, si El dijo, va a suceder, si El lo hablo, simplemente nos lo dará. Tenemos un Dios que le gusta hacerse real en nuestras vidas a través de lo sobrenatural, solo Él puede hacer fluir agua de una roca, dividir el mar, detener el sol, hacer fértil el vientre de una mujer, hacer libertador de toda una nación a un hombre, dar fuerza para derrotar gigantes y leones, dar vista a los ciegos, hacer andar paralíticos, resucitar muertos, no hay duda que tenemos un Dios que todo lo hace posible. Aunque el milagro parezca difícil, para El es fácil.
“Los hombres de Dios se mueven y toman la promesa de su Señor, sabiendo que cuando su Rey habla, dice, promete es porque El va a cumplir… Claro que necesitamos un milagro de Dios, en el ministerio, familia, salud, economía, y todas las áreas de nuestra vida, El quiere darnos un milagro”
4°… “y murió… Ella subió y lo puso en la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta se salió, al monte donde estaba Eliseo” (2 Reyes 4:20-30)
El niño había muerto, el milagro, la promesa estaba muerta, sin vida; dice la mujer al profeta: ¿Pedí yo hijo a mi señor? Claro que el dolor la estaba inundando, pero antes de ir delante del profeta, ella sabía qué hacer, y subió al niño, ya sin vida, al aposento que habían construido, y lo acostó en la cama. Hermano, eso es algo grande y poderoso.
Tantas veces hemos recibido un milagro de Dios, de sanidad, de vida, de ministerio, económico, en nuestro negocio, empresa, familia, etc. Tenemos una palabra, una promesa de Dios pero pareciera que de pronto esa promesa ya no tiene vida, que ya murió. No vemos ya nada de la promesa que recibimos, nosotros los hijos de Dios tenemos tantas promesas y El ha hacho milagros en nosotros, pero parece que ya no tienen vida, que han muerto, eso nos desanima, entristece, y quizá nos hace desear no querer seguir dentro de esa promesa. Pero al igual que esta mujer, que sabía qué hacer, debemos de actuar igual, seguramente dijo: “mi milagro Dios me lo dio, se lo llevo a Él, al aposento que yo construí, en la cama que mi dinero pago, junto a los muebles que yo pague”.
Hermano, debemos de saber que nuestro dinero que damos a Dios nos da derecho a recibir un milagro, nada de lo que le damos a El queda en el olvido, “Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. Te de conforme a tu deseo de tu corazón” (Salmos 20:3-4).
“Cuando parezca que tu milagro no tiene vida, que ese sueño ha muerto, que tu promesa ha fallecido y tu ilusión ya no late, es el momento de que la lleves al aposento de Dios, al templo que construiste con tus ofrendas, en el altar, sillas, bancas, ventanas que tu pagaste.
5° “…Se paseo por la casa de una a otra parte… y el niño abrió los ojos. Y le dijo: Toma a tu hijo” (2 Reyes 4:35-36)
¡VIVO!, Claro que resucito, cuando tu milagro muera, puedes estar seguro de llevarlo al santuario que tus ofrendas construyeron, en los utensilios que tus ofrendas han pagado.
Nunca lo que ofrendes será olvidado por Dios. Hermano sigue ofrendando, diezmando, cooperando, sembrando, todo lo que das Dios lo tiene presente y puedes confiar que...
“¡EL HACE MEMORIA DE TODAS TUS OFRENDAS”…Y TU MILAGRO VOLVERA A VIVIR!
¡BENDICIONES!
DR. JOSÉ ARIZMENDI VÁZQUEZ

¡Sabios en los tiempos!

¡SABIOS EN LOS TIEMPOS!
Por Dr. José Arizmendi Vázquez
Dentro de la vida diaria, siempre hemos batallado con tener la sabiduría y humildad para entender, conocer y ser sensibles a los tiempos que estamos viviendo. Dios en su infinito poder, está obrando un propósito poderoso, dentro del cual su pueblo retomara la posición a la cual fue llamado, siendo constituido como su reino en esta tierra, pero dentro de estos tiempos divinos también se viven tiempos en los cuales, como iglesia, sufrimos peligros constantes, por lo cual debemos de ser sabios en distinguir los tiempos que estamos viviendo.
“Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede.
Cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace.
¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra;
¿Y cómo no distinguís este tiempo?” San Lucas 12:54-56
“Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo.
Mas el respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.
Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! Que sabéis distinguir el aspecto del cielo,
¡Mas las señales de los tiempos no podéis!” San Mateo 16:1-3

Cuando leemos y analizamos estos pasajes bíblicos, encontramos el mismo problema en dos tipos diferentes de personas; unos de ellos eran el pueblo y los otros eran lideres religiosos. Pero en ambos resalta su incapacidad para saber distinguir los tiempos, no saben “discernir”. La definición de la palabra discernir es: (1) Del latín discernere. Distinguir algo de otra cosa, señalando la diferencia que hay entre ellas. Es indudable que en este momento Jesús enfrentaba una gran decepción ante la falta de sabiduría de estas personas. Pero por desgracia ese sigue siendo el mismo problema que muchos aquejan, hoy día, muchos líderes religiosos y personas del pueblo viven en “ceguera espiritual” y su falta de visión denota carente sabiduría que no les permite distinguir o discernir los tiempos que vivimos en esta actualidad.
Al enfrentarnos a la era moderna y a todo lo que conlleva, a la constante evolución en todas las áreas de la vida, tales como la ciencia, la tecnología, la informática, la política, la globalización y mucho mas; todo esto produce en nosotros una gran incertidumbre de inseguridad e inestabilidad en nuestra adaptación y respuesta a estos cambios, los cuales influyen y transforman radicalmente nuestra percepción del mundo que nos rodea, en las formas de hacer las cosas, y define de otra manera nuestras relaciones interpersonales.
Pero en medio de esta evolución y cambios de fondo estamos nosotros los hijos de Dios, sus siervos, su Iglesia, y nos resulta necesario saber y entender como, a pesar de todo esto, nosotros podemos mantenernos sin alterar los principios inmutables de la palabra de Dios, los cuales por la eternidad, serán cimiento de nuestra conducta de amor y fe.
“El que guarda el mandamiento no experimentara mal;
Y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio” Eclesiastés 8:5
Muchos no han reflexionado, por lo mismo no han aprendido, eso trae como consecuencia falta de sabiduría, siendo el resultado no saber discernirlos tiempos. Cuando nosotros reflexionamos también aprendemos, pero lo aprendido, cuando lo ponemos en practica, se transforma en sabiduría. Cuando somos sabios, también discernimos los tiempos.
En esta Nueva Generación también hay muchos que conocen a su Dios, y así como el profeta Elías, sentía que había quedado solo a causa de que los otros profetas de Israel habían sido muertos a espada, el sabia que lo buscaban para matarlo también, pero en un tiempo glorioso de Dios, se le muestra en medio de un silbo apacible y delicado, hablándole al Profeta, le hace saber que no esta solo, sino que El haría quedar en Israel a siete mil, los cuales no habían adorado otros dioses, sino que serian guardados para El, el Profeta de Dios a pesar de las circunstancias no estaba solo; Ahora para nosotros, de la misma forma, podemos decir que nuestro Señor ha reservado un ejercito que sabe que el tiempo es hoy. A pesar de que muchos no disciernen los tiempos, Dios ha preparado una Nueva Generación que si sabe distinguir la diferencia y el mover de El, para creerle y obedecerle, y nosotros lo sabemos: Ya es el tiempo de Dios. En nosotros no solo hay un espíritu diferente, también tenemos un corazón sabio y entendido, tenemos ojos y si vemos, el velo que tapaba nuestra vista ha sido rasgado y ya vemos claramente; discernimos los tiempos y somos sabios en ellos
“De los hijos de Isacar, doscientos príncipes, entendidos en los tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, cuyo dicho seguían todos sus hermanos” 1 Crónicas 12:32

1° Somos entendidos en los tiempos.
En la actualidad la Iglesia necesita más que siempre de hombres y mujeres de Dios que sepan ser entendidos en los tiempos que vivimos por la gracia del Señor. En el presente nos esta sucediendo lo mismo que al rey David, en el momento cuando su ejercito estaba siendo formado, el rey David necesitaba gente con cualidades especiales. Ahora nuestro Rey y Dios, esta formando un ejercito poderoso, y entre ellos estamos nosotros, que somos como los hijos de Isacar, entendidos en los tiempos y mover divino. Hablamos lo que Dios esta hablando y hacemos lo que Dios esta haciendo, así como Jesús lo hacia (San Juan 5:19); a pesar de que otros, al igual que sus hermanos, no entienden los tiempos (San Juan 7:1-9), eso los lleva a actuar de una manera distinta; pero nosotros que si entendemos los tiempos, solo actuamos como Jesús lo hacia, y veremos el cumplimiento de su palabra cuando dijo:
“De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”. San Juan 14:12
Por lo mismo, que no sea extraño que si somos entendidos en los tiempos, también haremos todo lo que El hizo, y mayores cosas aun, no sea extraño para nadie que el poder de Jesús actué en nosotros también.
¡Bienvenidos sean los milagros, señales y prodigios…AMEN!
2° Sabemos qué hacer.
No se puede vivir sin saber que hacer. En todos los momentos de la vida es necesario saberlo; si se esta formando un ejército, es de esperarse que sea para la guerra. Dios forma un ejército para pelear, pero el ejército de El solo va a la batalla para ganar. Por lo mismo, es importante, que personas que están en una guerra, sepan que hacer y que desiciones tomar, que pasos hay que seguir; ese tipo de gente es necesaria para guiar al pueblo dentro del plan profético y propósito de Dios, teniendo la seguridad de las etapas a seguir para lograr un buen fin. Muchos dudan que hacer o simplemente no lo saben, pero el ejercito que Dios forma si sabe que hay que hacer dentro del tiempo Divino. Los que saben que hacer se adelantan y preparan lo que el futuro les exigirá.
“Cuando alzo Jesús los ojos, y vio que había venido a el gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman?
Pero esto decía para probarle; porque el sabia lo que había de hacer”
San Juan 6:5-6
Esta generación alza los ojos y solo mira grandes multitudes, pero a pesar de las dudas, saben lo que tienen que hacer, y solo es algo: ¡alimentarlos!, el ejercito que Dios forma sabe que debe de hacer y también alza los ojos, son hombres y mujeres visionarios que solo ven multitudes.
3° Somos seguidos.
Debemos de conocer el momento exacto de Dios, recibir la sabiduría del Espíritu Santo para tener una revelación de cómo actuar y de lo que debemos hacer; pero también nuestro dicho, nuestra palabra, nuestra voz debe lograr tener convocatoria y poder, de forma tal, que todos vengan y así guiar al pueblo, no a nuestros pies, pero si al pie de la cruz, único lugar para que reciban salvación. No es suficiente una gran habilidad humana, o elocuencia descomunal, no se necesita facilidad en la comunicación, en estos tiempos se requiere oír la voz de Dios, para transmitirla con poder. Juan el bautista decía:
“Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor”
San Juan 1:23
Una voz, no un eco, no un sonido, no un ruido; el marcaba la pauta para su generación. Ahora, Dios mismo, usa su voz para cambiar el rumbo de su pueblo y así lograr transformar a la iglesia, y a las naciones.
La voz Profética es la que es seguida por las multitudes, porque es guiada por Dios, siendo saturada de una dirección y destino que satisface las necesidades del pueblo, para ser transmitido el objetivo y propósito que cambia nuestras vidas y formas, para hacerlas nuevas y proveernos de una dirección Divina verdadera; siendo así gobernados por su palabra.
Cuando el pueblo nos siga, que no sea extraño para nadie, es solo porque Dios habla a través de nosotros. El verdadero siervo conoce la voz de Dios y la obedece, por lo mismo, los hombres de Dios deben solo hablar lo que su Señor habla, solo eso y nada más.
“Id, y puestos de pie en el templo, anunciar al pueblo todas las palabras de esta vida” Hechos 5:20
Ciertamente vivimos tiempos difíciles, en los cuales la iglesia sufre, pero nosotros debemos de actuar bajo las promesas de Dios, más que los peligros que sufrimos debemos de hablar de las bendiciones que nuestro Señor nos tiene listas, teniendo nuestra mira en sus promesas, sabiendo que no dejara a su pueblo, entendiendo los tiempos, ahora es un tiempo glorioso de Dios en el cual visita a su iglesia de forma poderosa, tiempo en el cual “La gloria de esta casa será mayor”.
Dios tiene preparado un tiempo glorioso para nosotros, seamos sabios en aceptar lo que tiene para su iglesia… Hermano, que este 2009 sea el año en el cual veas realizado el propósito de Dios para tu vida, sabiendo que el tiempo de Dios no es ayer, ni hoy, ni mañana… “EL TIEMPO DE DIOS ES AHORA”
¡SEAMOS SABIOS EN LOS TIEMPOS DE DIOS… Y EL CONCEDA TODAS TUS PETICIONES Y VEAS REALIZADO TUS SUEÑOS!
¡BENDICIONES ABUNDANTES PARA ESTE AÑO NUEVO 2010!
DR. JOSÉ ARIZMENDI VÁZQUEZ

¡El pacto de siervos!

¡EL PACTO DE SIERVOS DE DIOS!
(1 Samuel 18:3 y 4)
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez

El hablar de amor y fidelidad resulta fácil, la teoría es algo que siempre ha estado presenta dentro de nuestras vidas y ministerios, pero la realidad es que el amor genuino y verdadero se demuestra con hechos bien definidos y rotundos. Al estudiar sobre amistad y pactos, resalta sobre muchos lo realizado por David y Jonatán, su alma quedo ligada en una sola y después confirman su amor a través de un pacto.
“E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quito el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco, y su talabarte”. (1 Samuel 18:3 y 4)
Las palabras traducidas “hicieron pacto”, en el hebreo original es KARATH BERIYTH. Se define como karath: cortar, separar, dividir, implica destrucción, y beriyth: pacto, establecer alianza, convenio, coalición, sociedad. La unión de ambas palabras es establecer un convenio originado por cortar o separar las partes de un animal sacrificado y pasar en medio de ellas. Esto hace referencia a la práctica del pacto antiguo, como el que hizo Dios con Abraham (Génesis 15:9-18). Los animales usados eran divididos o partidos; al finalizar ese acto las personas que estaban en relación de pacto caminaban en medio de las dos partes separadas haciendo esta declaración: ¡Que Dios haga como se hizo con este animal, si el que hubiese pactado no cumpliese con su parte!
Hablar de pacto no es algo trivial, se debe de envolver la idea de que es un compromiso total hasta la muerte. En los pactos antiguos, además de la sangre como algo vital para la consumación del mismo, se utilizaba el intercambio de objetos físicos. Jonatán entrego a David algunos objetos que eran la demostración de la intensidad y compromiso existente entre ambos.
1° La esencia del pacto es que dos personas se convierten en una sola.
El manto: En este acto, David simbólicamente se vistió de Jonatán, por lo mismo la Biblia declara que el alma de ellos quedo ligada, siendo su identificación del uno con el otro de una forma total y completa. De la misma manera, la entrega de Jesucristo al hombre es de pacto: … “se despojo de su manto de divinidad” para tomar forma de hombre… (Filipenses 2:5-8)
Las armas: Jonatán se despojo de su espada y su arco. La entrega de este tipo de armas simboliza la responsabilidad que tenían los miembros involucrados en el pacto de defenderse mutuamente de cualquier enemigo que surgiera. En muchas ocasiones Jonatán pone su vida en peligro por defender a su compañero de pacto, su padre, el rey Saúl le dice que traiga a David para que lo pueda matar, pero por defender a su amado amigo, recibe una agresión de su padre, la cual pudo costarle la vida, pues le fue arrojada una lanza (1 Samuel 20-31-34). En el pacto de Jesucristo con nosotros sus redimidos, El ha destruido a nuestros enemigos en la cruz y nos defiende de ellos (Colosenses 2:13-15 y 1 Pedro 1:5)
Talabarte (cinturón): Era indispensable para sostener las armas en su lugar, para el guerrero era el símbolo de su fortaleza. La entrega del cinturón representaba disponer toda su fuerza personal al servicio del compañero de pacto. El mismo compromiso de fuerza lo vemos establecido entre Dios y su pueblo: “… los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas” (Isaías 40:31). La fuerza y potencia de Dios está disponible para los que le amamos y hemos entrado en pacto con El.
2° El compromiso entre siervos debe de tener la misma esencia que el pacto de David y Jonatán.
Fue realizado por dos hombres con autoridad sobre el pueblo. David como el ungido para ser el próximo rey y Jonatán era el príncipe del pueblo de Israel. Este pacto apunta a los siervos de Dios de la iglesia del presente. Siendo nosotros los que debemos de cuidar y guardar la esencia de la unidad del Espíritu a través de un “pacto de siervos”, somos nosotros los que hemos recibido el llamado del Señor, el honor y responsabilidad de guiar y servir al pueblo, ministrando al Señor, nunca podemos aconsejar, enseñar u ordenar a las congregaciones que hagan pactos y les sean fieles, si nosotros no empezamos primero.
AMADOS Y QUERIDOS.
Hay un episodio en la vida de David, en el cual se manifestó el verdadero carácter, nobleza, integridad y disposición de corazón, que debe de tener el verdadero siervo de Dios que posee una unción de rey, de gobierno, de liderazgo y autoridad.
El informe de la muerte de Saúl y Jonatán (2 Samuel 1), acarreo gran tristeza a David, y la endecha que pronuncio ante la muerte de estos hombres nos hace saber porque Dios hablo de él como un varón conforme a su corazón (Hechos 13:22). Las expresiones de David en ese lamento estaban llenas de amor por Dios; muy lógico el dolor por la muerte de su amado amigo compañero de pacto, pero pareciera ilógica su actitud ante la muerte de Saúl. Por un largo tiempo Saúl solo quería matarlo, lo persiguió constantemente, no podía ocupar el lugar de rey, al cual había sido ungido por Dios, por la presencia de un rey desechado, pero que aun ocupaba el trono, y solo lleno de rencores y odio. Pero el rey ungido por Dios, demostraba lo sobrenatural del verdadero amor de Dios en su vida, teniendo varias oportunidades para matar a Saúl jamás lo hizo, y solo decía: “líbreme Jehová de tocar al rey”. En su lamento David declara: “…El arco de Jonatán no volvía atrás, ni la espada de Saúl volvía vacía. Saúl y Jonatán, AMADOS Y QUERIDOS; inseparables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados… Hijas de Israel llorad por Saúl…”
Una confesión así sería difícil de creer, siendo esto nuestro problema, no somos capaces de creer que el amor sobrenatural de Dios derramado, pueda hacer milagros de tal perdón, David jamás dijo odiar a Saúl, no lo critico, no hablo mal de él, solo lo respeto, pues mientras estuviera en el trono sabía que era el rey; solo sus palabras unieron a su amigo de pacto y a su enemigo, demostrando el amor de Dios, en una sola frase: ¡AMADOS Y QUERIDOS!
Esta clase de amor es imposible que sea manifestada por el amor natural del ser humano. Necesitamos ser llenos por el Espíritu Santo en el profundo amor de Cristo el cual: “… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta, el amor nunca deja de ser…” (1 Corintios 13:7 y 8)
El pacto de David y Jonatán involucraba también a su descendencia: “… Jehová este entre tú y yo, entre tu descendencia y mi descendencia, para siempre” (1 Samuel 20:42)
Después de la muerte de Jonatán, David tenia presente el pacto con su amigo y pregunta si ha quedado alguien de la casa de Saúl, a quien hiciere misericordia por amor a Jonatán, un sirviente llamado Silva le informa que vivía un hijo de Jonatán lisiado de los pies, de nombre Mefi-boset, David envía por él y le dice: “No tengas temor, porque yo a la verdad hare de ti misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl; y tu comerás para siempre a mi mesa” (2 Samuel 9:7).
La integridad, honestidad, fidelidad y amor de David fueron puestos en evidencia por este acto de misericordia, el pacto de su padre tenía poder para librarlo de la vergüenza y deshonra.
Saúl fue incapaz de comprender el pacto de Jonatán y David (1 Samuel 20:30) y lanza hacia su hijo una expresión de pensamientos sucios y perversos, muchos pueden no entender la pureza de un pacto de siervos. Jonatán fue avergonzado ante los demás por su mismo padre. Cuando Dios da a Jonatán un hijo llamo su nombre Mefi-boset, que significa: “El que quita la vergüenza”.
Mefi-boset fue llamado ante la presencia del rey, logrando privilegios especiales, como el recibir las tierras de Saúl y sentarse siempre a la mesa del rey.
La iglesia, al igual que Jonatán con su hijo, fue restaurada de toda vergüenza y oprobio, por el pacto que Jesucristo realizo a través de su sangre derramada para todo aquel que cree en El. Toda persona comprada con la sangre del Señor entra en una relación de pacto, para ser bendecida continuamente con la abundancia de la mesa del Rey.
Solo los siervos e iglesias que abracen la revelación de vivir bajo un pacto de siervos, tendrán el poder, la autoridad y la capacidad de ser el instrumento de Dios para quitar del mundo y de su gente toda vergüenza y oprobio.
Amado siervo de Dios, estamos viviendo momentos críticos dentro de los tiempos actuales, ciertamente tiempos finales, en los cuales más que nunca debe de existir en nosotros un verdadero carácter que manifieste la presencia de nuestro Señor, los ministerios solos, muchas veces se extravían en el camino, pero lo cierto es que en la alianza de ministerios habrá fortaleza, y a pesar de las diferencias debemos buscar la unidad, el Apóstol Pablo nos exhorta: “… os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuiste llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4:1-6)
¡En medio de la diversidad debe de haber unidad!, Siempre serán más cosas las que nos unan que las que nos separen, Dios nos une.
“Lo que necesitamos son verdaderos pactos de siervos, para seamos identificados en forma total y completa, poner nuestra vida por los demás y entregar nuestras fuerzas en beneficio de nuestros consiervos. Somos siervos de Dios, como tales debemos aprender a vivir”.
¡BENDICIONES!
DR. JOSÉ ARIZMENDI VÁZQUEZ

"Las manifestaciones de su Poder"

“Las Manifestaciones de su Poder”

Por: Dr. José Arizmendi Vázquez

Al conocer los tiempos de Dios, podemos ver que Él está derramando de su poder sobre sus siervos, vivimos un tiempo en el cual, al ser sensibles y receptivos a Dios, nuestra vida puede ser transformada totalmente, afectando así nuestro ministerio, familia, ciudad y nación; pero es visible que una señal de la presencia de nuestro Señor se hace notoria a través del mismo poder de Él, esto es lo que confirma la palabra que hablamos, predicamos y enseñamos a través de los milagros, señales y prodigios que Dios haga a través de nosotros sus siervos.

“Y el Señor, después que les hablo, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
Y ellos, saliendo, predicaron en todas las partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”
San Marcos 16:19-20
Como nos lo muestra claramente, las señales siempre van acompañando a los que creen en su nombre, y al ir predicando el mensaje, esas mismas señales son el testimonio vivo de que la palabra es verdadera.
No importa a donde estemos o vayamos, la palabra que hablamos es de Él, por lo mismo el único responsable de que sea cumplida es solo Dios, cuando actuamos en obediencia a Dios, nuestro ministerio será totalmente respaldado por su poder.
Dentro de nuestra vida como Siervos de Dios, debería de ser normal el ver la manifestación de señales, prodigios y milagros, en tanto prediquemos el mensaje y llevemos a cabo la obra para la cual fuimos llamados.

“Y Jehová dijo a Moisés: Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas las maravillas que he puesto en tu mano; Pero yo endureceré su corazón de modo que no dejara ir al pueblo”
Éxodo 4:21

¡Es el mismo Dios quien pone en nuestras manos las maravillas!
Los milagros, señales y prodigios son una manifestación normal del mover de Dios que el pone en nosotros para que actuemos en beneficio de su pueblo. Al definir lo que es un milagro, podríamos decir que es la intervención sobrenatural de Dios, con poder, en el orden natural de las cosas de la vida del hombre, y al suceder producen en las personas admiración y asombro.
En los tiempos de Jesús los fariseos y escribas iban delante de el y le decían:

“… Maestro deseamos ver de ti señal.
El respondió y les dijo: La generación mala y adultera demanda señal; pero señal no les será dada, sino la señal del profeta Jonás”.
San Mateo 12:38 y 39

Por lo que se entiende, las señales no son para satisfacer la curiosidad de nadie, sino para que Dios demuestre su poder a través de sus obras maravillosas. ¡Basta de tentar a Dios con incredulidad!
Cuando Dios envía un Avivamiento del Espíritu Santo, hay un incremento en los milagros, en las señales y prodigios. Pero muchas veces las personas se enamoran más de los milagros, que del hacedor de los milagros.

“Entonces Jesús les dijo: si no viereis señales y prodigios, no creeréis”
San Juan 4:48

“Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en el”
San Juan 12:37

Muchas veces las maravillas no son garantía de que las personas entregaran su corazón a Dios, en el mismo Ministerio de Jesús, muchos recibían un milagro y nunca mas se aparecían, ni para darle las gracias volvían. Otros mas no creen en el poder del Señor a través de los milagros, creyendo que ese tiempo ya paso… La Biblia enseña que Dios es el mismo de siempre, que no hay variación en El, ¡Por lo mismo sus grandes obras de la antigüedad seguirán siendo hoy y también siempre!
Amado hermano, solo hay un nombre en el cual podemos ser salvos, sanos y libres de ataduras del diablo, ese nombre es Jesús, los enfermos sanan en el nombre de Jesús, son salvos y libres solo por Jesucristo, por lo mismo nunca olvidemos que trabajamos para Él, y su poder que nos ha dado esta en nosotros, en nuestra mano.


“Varones Israelitas, oíd estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales, que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis”
Hechos 2:22

Esto nos deja muy claro que las maravillas, prodigios y señales, son una confirmación de parte de Dios, sobre la vida de una persona, en su aprobación como enviado por el Señor.

“Con todo, las señales de Apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros”.
2 Corintios 12:12

Por todo lo anterior, las señales, prodigios y milagros deben de ser acompañantes de la predicación del evangelio de Cristo Jesús; y para nuestras vidas debemos de comprender que no basta con las manifestaciones de su poder, sino que también debemos de logra cumplir sus propósitos, ya que Dios va mas allá de sus manifestaciones, estando siempre delante de ellas, porque así eso nos hace saber que es lo que sigue, no lo dudemos, siempre hay algo mas de parte de Dios, porque su propósito es inmenso.
Estamos en tiempos en los cuales nuestro Señor y Rey está derramando de su poder sobre su pueblo grandemente, lo que muchos desearon ver, nosotros lo estamos viendo y también viviendo, somos sus siervos, nos ha ungido con su poder y autoridad, solo para extender su reino, no podemos vivir para otra cosa, solo para lograr el propósito al cual fuimos llamados. Su llamamiento en santo, directo, personal y poderoso, por lo mismo sigamos realizando la obra para la cual fuimos creados, formados y llamados, quizá alguien puede preguntar: ¿De dónde salimos?, la respuesta es muy clara: ¡SALIMOS DEL CORAZON DE DIOS!
Nunca dudes, que el Dios que te creo, te salvo y te llamo seguirá ahí, respaldando todo lo que hagas, porque hacemos la obra de Dios, ¿Y quién puede oponerse a Dios?, ¿Quién puede resistir a Dios? sigamos predicando, llevando las buenas nuevas de salvación, sanando enfermos, echando fuera demonios, haciendo milagros, porque para eso fuimos llamados…
“EN NOSOTROS ESTAN LAS MANIFESTACIONES DE SU PODER”

¡BENDICIONES!

DR. JOSÉ ARIZMENDI VÁZQUEZ

Levantate y se Sano... !

LEVANTATE Y SE SANO…!
(Sn. Juan 5:1-9)

Por: Dr. José Arizmendi Vázquez.

Después de haber hecho un par de señales, al inicio de su ministerio, había una fiesta de los judíos y fue Jesús a Jerusalén, lo que esta por suceder en este relato es algo Celestial y eso mismo es lo que puede cambiar tu vida. Amado lector, quizá pareciera que tu vida no tiene un futuro favorable pero no olvides que en cualquier momento allí, hasta donde estas, puede llegar Jesús, y en medio de tu necesidad y/o enfermedad El puede hacerse presente para darte un futuro deseable.
Pero ¿Qué fiesta?, la mayoría de los armonistas de los evangelios y teólogos aseguran que era una Pascua. Miles llegaban a la ciudad para ser parte de los festejos de celebración, y allí mismo había un estanque, cerca de la puerta de las ovejas, las cuales eran llevadas para los sacrificios que ofrecían los sacerdotes en el templo, esas puertas, se menciona que fueron las primeras en ser reedificadas por el gobernador de Judea Nehemias (Neh. 3:1).El estanque tenia por nombre en hebreo: Betesdá, que significa casa de misericordia o lugar de bondad, posiblemente llamado así por las sanidades obradas en ese lugar; seguramente para muchos era un sueño lograr un milagro en su vida, y sin duda solo fue logrado por unos cuantos. Tiempo de fiesta judía, pero este lugar estaba repleto de una gran multitud de enfermos que aprovechaban esa ocasión para luchar, a pesar de las enfermedades, con el propósito de lograr un milagro. Los cinco pórticos eran plazas interiores para amparar a esa multitud, y estos, seguramente resultaban insuficientes para toda esa masa de necesitados.
Pero muchos podrían preguntar: ¿Por qué acudir a un estanque para recibir un milagro?, no era un estanque cualquiera, era un lugar que Dios había provisto para dar una muestra de su misericordia sanadora, pero también de su poder Sobrenatural. Todos los enfermos sabían lo que ahí sucedía, un hecho celestial se hacia visible en lo terrenal, un ANGËL DESCENDIA Y AGITABA EL AGUA; y EL PRIMERO QUE DESCENDIA AL ESTANQUE, después del movimiento del agua, QUEDABA SANO DE CUALQUIER ENFERMEDAD que tuviese. “QUE MOMENTO DE GLORIA Y PODER”, en el lugar determinado, en el tiempo establecido por Dios, lo sobrenatural se hacia visible, el mover sucedía y por consecuencia el milagro se realizaba. Cada uno de ellos llegaba con la esperanza de ser el que obtuviera su sanidad, ese milagro solo podía ser tomado por uno, cuantos familiares deseosos de ver a sus seres amados sanos, llevaban a sus enfermos, quizá algunos cargándolos durante varios días de camino, otros sobre sus animales, pero todos con un solo objetivo: SER EL PRIMERO. Pero casi todos ellos volvían a sus aldeas tristes y con su familiares aun enfermo, solo les restaba esperar hasta el próximo año, solo uno regresaba feliz, sano de cualquier enfermedad. Pero surge otra pregunta: ¿Por qué TANTO PODER DE DIOS SE LIMITABA A SOLO UNA SANIDAD?, hasta ese día todos los enfermos estaban limitados a ese momento de misericordia divina, pero a partir de ese instante hacia su entrada Jesús, no para impartir misericordia sino para derramar de su GRACIA, ahora el reino ha llegado, el tiempo de Dios se hace palpable. Se lee que había ahí un hombre que tenía treinta y ocho años enfermo, seguramente muchas veces había deseado ser el que recibiera su sanidad, pero ya el tiempo había pasado, y seguía igual, en medio de la multitud resalta este caso, posiblemente era el cuadro mas triste, su necesidad era mucha, pero de pronto frente a el estaba Jesús, eligiéndolo, entre tantos enfermos, lo vio acostado, y supo que llevaba así ya mucho tiempo; no hay duda de que Jesús visito ese lugar para obrar el milagro, El sabia a cual enfermo elegir y sabia toda la historia que acompañaba a este hombre. Jesús conocía su necesidad y su enfermedad, pero también quería conocer su fe, y en medio de todo esto surge una pregunta: ¿QUIERES SER SANO?, lo cuestiona Jesús, humanamente alguien no podría dudar del deseo de un enfermo de ser sanado, mas en estos casos, ellos se trasladaban largas distancias y este en especial después de tantos años así, seguramente solo algo los movía, y eso era el recibir su sanidad, pero Jesús lo cuestiona por tres razones: 1) ATRAER LA ATENCION DEL ENFERMO HACIA EL, 2) PARA QUE LE DETALLARA EL CASO Y EL HOMBRE RECONOCIERA SU IMPOTENCIA, y 3) PARA DESPERTAR EN ESE CORAZON LA ESPERANZA DE UN MILAGRO. El enfermo da su respuesta…SEÑOR, NO TENGO QUIEN ME AYUDE… ¡OTRO DESCIENDE ANTES QUE YO! ¿Pero que respuesta es esta?, no dice que deseaba ser sanado, solo tristemente narra sus infructuosos intentos, denota su impotencia y desesperación, aunque no mucha, pues sigue ahí junto al estanque esperando ese momento sobrenatural, y decía: …”entre tanto que yo voy, otro lo hace antes”. Que difícil para él su situación, cerca del milagro pero otro se adelantaba, sus palabras “NO TENGO A NADIE…”, muy cierto, nadie podía ayudarlo, nada que el pensaba era suficiente.
Amado hermano quizá por algún momento te has sentido igual y hasta te falta de alguien que te ayude y eso te daña. Este hombre esperaba el tiempo determinado, el descenso de algo sobrenatural, el mover que traería el milagro esperado, pero aun no se daba cuenta del suceso especial que estaba frente a él. Jesús entraba en ese momento para cambiar no solo la vida de este hombre, sino trastornar toda la ciudad, ahora los enfermos no tenían que esperar ese momento pasado, el cual bendijo a algunos, ya no tenían que esperar la pascua, solo bastaba que entendieran que “EL TIEMPO DE DIOS MAS GLORIOSO, EL MAYOR DESCENSO SOBRENATURAL QUE TRAERIA UN GRAN MOVER PARA DAR SANIDAD”, ahora ahí estaba frente a todos ellos… ¡JESUS!, y solo preguntaba algo: ¿QUIERES SER SANO?...

Ya no importa el estanque, ni que el ángel descienda, ni el mover del agua, ¡YA NO!, solo importa que Jesús esta ahí.
Muchas veces hemos deseado presenciar hechos sobrenaturales, por naturaleza, todos somos algo impotentes en materias espirituales, algunos ciegos, cojos, inválidos, etc. Un ángel bajaba y agitaba el agua, la cual sanaba cualquier enfermedad, pero solo el primero era beneficiado, no debemos de menospreciar el mover de Dios. Este enfermo era paciente y no perdía su fe, Jesús conocía su necesidad, pero pregunto para conocer por sus labios su fe, en un momento viene una orden de Jesús: “¡LEVANTATE Y ANDA!”…que palabras… “¡VUELVE Y VIVE!”, es ahí donde nosotros debemos entender que su gracia rebasa cualquier razonamiento humano.
Mientras lees estas líneas quizás estés en una situación en la cual deseas que un ángel descienda, quieres ser testigos de lo sobrenatural, buscas un mover diferente; pero mas allá de un ángel, no olvides que frente a ti hoy esta El mismo Jesús.
Probablemente estas enfermo, la enfermedad te ha atado ya por mucho tiempo a vivir con una esperanza limitada y puede ser que tu fe este deteriorada, pero amado hermano, yo te aconsejo hoy a que vuelvas tu vista a Dios que tomes de nuevo tu esperanza y tengas presente que hoy frente a ti esta Jesús y solo te pregunta:¿QUIERES SER SANO?, no esta en un ángel, ni en un hombre, ni en un mover diferente, El vino para darnos vida en abundancia, y esta vida involucra tres factores: 1) SALVACION, 2) SANIDAD y 3) PROSPERIDAD; su vida abundante nos promete la sanidad espiritual, pero física también, hoy puede ser tu DIA, Jesús frente a ti solo te pregunta: ¿QUIERES SER SANO?, ya no es tiempo de buscar pretextos, ni hablarle de nuestra necesidad, solo JESUS HARA POR NUESTRA FE, únicamente dile que quieres ser sano. Ahí en donde estas a pesar de que las circunstancias digan lo contrario, tú eleva una oración de fe y dile: ¡QUIERO SER SANO!, Dios actúa por la fe, y si te llenas de fe seguramente escucharas su voz decirte:

… ¡LEVANTATE Y SE SANO!

¡BENDICIONES!
DR: JOSE ARIZMENDI VAZQUEZ

¡Eres digno de recibir un milagro!

¡ERES DIGNO DE RECIBIR UN MILAGRO!
(San Lucas 7:2-10)
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez
Al estudiar el imperio romano y analizar sus niveles militares, nos podemos detener y examinar a sus soldados. Hombres de guerra, valientes, poderosos en las batallas, sanguinarios, despiadados, con mucha frialdad para quitar la vida, de sangre fría, cuyo objetivo era únicamente el matar. Dentro de los soldados romanos estaban los centuriones, eran hombres que tenían autoridad sobre una centuria de soldados (cien hombres), y a su vez, eran nombrados en ese rango por todos sus logros dentro de las guerras.
En la historia bíblica, Lucas nos muestra una historia verdaderamente impactante. Un centurión romano, el cual tenía los palmares por parte de su pueblo para tener esa posición, atravesaba una crisis en su casa, su siervo, muy querido por el centurión, se enfermo y estaba a punto de morir. Mateo nos dice que la condición del criado era “postrado en casa, paralitico y gravemente atormentado”. Pero el centurión “oyó hablar de Jesús”, y nunca debemos de olvidar la fe viene por el oír, y lo que hizo fue hablar con unos ancianos de los judíos y “enviarlos” para que rogasen a Jesús que sanara a su siervo.
Pero porque un hombre dentro de una posición importante dentro del imperio romano, mismos que tenían dominio sobre el pueblo judío, no acudió a Jesús personalmente, sino que envió a otros a rogar por un milagro. Ciertamente el centurión tenía una posición de respeto en su patria y, quizá por los judíos también, pero a pesar de todo eso, el no se sentía digno de recibir un milagro de Jesús. Dentro de esta enseñanza tres veces se menciona la palabra “digno”, pero en las tres el sentido y significado es diferente.
Primeramente, vienen los ancianos ante Jesús diciéndole: Es digno (Del Griego Axios, merecedor) de que le concedas esto; porque ama a nuestra nación y nos edifico una sinagoga. Jesús no dijo nada y fue con ellos. Es notorio que ante los ojos de los demás el centurión era digno (merecedor) de un milagro, amaba al pueblo, les ofrendaba, actualmente hay muchos que aman al pueblo de Dios y ofrendan para extender su reino, por lo mismo cuando nosotros amamos a la iglesia y damos de nuestros bienes y dinero, también somos dignos (merecedores) de recibir un milagro de Dios. Pero más que los pensamientos de los ancianos, había otras cosas que limitaban al centurión.
Segundo, envió unos amigos ante Jesús y le mando a decir: Señor, no te molestes, no soy digno (Del Griego Jikanos, semejante) de que entres bajo mi techo. Ahora él no se sentía digno (semejante) a Jesús para recibirlo en su casa; muchas veces deseamos algo de Dios pero no nos sentimos dignos (semejantes) a Jesús para que nos sea dado nuestro milagro, por tal motivo, no lo dejamos entrar y limitamos su poder, amor y gracia hacia nosotros. Pensamos ni que Dios nos puede usar porque no somos dignos (semejantes), pero debemos tener siempre presente que El nos creo a su imagen y semejanza, por lo cual, al ser seres espirituales como El, su poder, amor y autoridad son íntegros en nosotros.
Y lo tercero, el centurión dice a Jesús: Por lo cual ni aun me tuve por digno (Del Griego Axioo, tener derecho) de venir a ti. Esto era lo que más lo limitaba del propósito divino, sentía no ser digno (tener derecho) de ir delante de Jesús para pedir por un milagro. Durante mucho tiempo se nos enseño que no todos los hijos de Dios tenían derecho de recibir un milagro, y se decía que por sus pecados, maldad, desobediencia, etc. Muchas veces todo lo malo que hayas hecho te limita y no te deja vivir poseyendo un milagro de Dios. Pero desde que Jesús estaba frente a los ancianos no dijo nada, ni al estar frente a los amigos, menos aun, al estar frente al centurión, solo continuaba esperando algo más por parte del soldado romano. En un momento pronto, el centurión le dice a Jesús: Solo di la palabra y mi criado sanara. Jesús todo el tiempo estuvo callado, no dijo nada, no juzgo, no señalo, ni condeno, no le reprocho sobre su dignidad, si era merecedor, semejante o tenía derecho o no, solo esperaba algo más del soldado; solo Jesús hablo después de que el centurión les da una explicación sobre autoridad, demostrando con eso que su fe era producto del saber sobre dar órdenes y obedecerlas. Jesús se maravillo del centurión y se voltea ante la gente que lo seguía: Ni en Israel he hallado tanta fe. Nosotros nos podemos maravillar de Jesús, de su vida, su obra, su poder, sus milagros, su sacrificio, y por todo, pero resulta notorio que El mismo se maraville de un hombre.
Hermanos, quizá frente a los demás somos merecedores o no de recibir un milagro de Jesús; es probable que alguien te haya hecho sentir que no mereces que Dios te conceda tu petición, y tu posición cual sea, te hace creer que no eres semejante, que no tienes derecho, pero Jesús no te condena ni te juzga, El solo espera algo más de ti, y eso es conocer tu fe. No importa la vida que hayas llevado, ni lo que hayas hecho, hemos sido testigos, cientos de veces de que muchos milagros son recibidos por gente que asiste por primera vez a una cruzada de sanidad y milagros, nunca habían acudido a una Iglesia, no saben lo que es ayunar u orar, pero Dios les concede su milagro, solo estaban ahí, en el momento apropiado, y Dios les concede su petición, a través de su poder y su gracia.
Jesús no te condena, no te señala, no te juzga, El solo quiere conocer tu fe. El centurión decía: No soy digno, pero SOLO ENVIA LA PALABRA Y SANARA. Posiblemente no te sientes digno, Dios no te condena, solo ten fe y tu fe te hará digno de recibir tu sanidad, no importa cuál sea la enfermedad, basta que Jesús envíe la palabra y serás sano.
Nosotros somos una generación que no se conforma y quiere recibir siempre mas, solo nos importa como Dios nos ve. Solo buscamos maravillar a Jesús, que El conozca nuestra fe y nos otorgué lo que le pedimos. En San Mateo 8:13 Jesús le dijo al centurión: “Ve, y como creíste, te sea hecho. Y el criado fue sanado en esa misma hora”.
Hermano debes de saber que tu fe te hace digno de recibir tu milagro y tu sanidad, porque no es por tus obras, es por tu fe, como tú lo creas te será hecho, y en ese momento recibirás de Dios lo que tanto has deseado y buscado. Solo está en la fe, y tu fe te hace tres veces digno (merecedor, semejante y con derecho) de recibir un milagro que deseas.
Ahí donde estás leyendo estas líneas, solo cierra tus ojos y dile: ¡SOLO ENVIA TU PALABRA Y SERE SANO!
Señor Jesús, somos tu pueblo, por tu sangre, por tu muerte en la cruz, por tu gracia y tu amor somos dignos de recibir un milagro, por nuestra fe, solo envía tu palabra y sanaran, yo lo creo Jesús… ¡AMEN!
¡ERES DIGNO DE RECIBIR TU MILAGRO!

¡BENDICIONES!
DR. JOSE ARIZMENDI VAZQUEZ

¡El Reino de Dios ha llegado!

El Reino de Dios ha llegado.

“Pero yo si por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros El Reino de Dios”
San Mateo 12:28

Después del profeta Malaquías no hubo Profeta en Israel hasta la aparición de Juan el Bautista. Entra en escena en el desierto de Judea, aunque aparentemente distante o despoblado, ningún lugar es aislado de la gracia de Dios. Juan predicaba la doctrina del arrepentimiento y le decía: Arrepentíos porque el Reino de Dios se ha acercado; queriendo hacer pensar de un modo diferente para producir en ellos un cambio de camino y de dirección. El arrepentimiento prepara el camino al Señor, y una vez que llega establece su reino, muy necesario el arrepentimiento porque el Reino ya estaba cerca (San Mateo 3:2). Un mensaje claro y conciso, lleno de autoridad y poder, esta predicación comprendía un llamado al Despertamiento y Avivamiento, este suceso de origen Divino y muy esperado, traería Restauración y Reforma.
El pueblo debía de arrepentirse y bautizarse para limpieza de pecados, para escapar de la ira venidera y participar de la salvación del Reino y el Espíritu Santo se derramara cuando el Reino se haga presente (San Mateo 3:1-12)
Un tiempo después el mismo Señor Jesús retoma el mismo mensaje y predica:
“Arrepentíos, porque el Reino de Dios se ha acercado” (San Mateo 4:17). Pero el futuro ya estaba en tiempo presente, y se manifestaría en su propia persona y ministerio.

“… El Reino de Dios ha llegado a vosotros” (San Mateo 12:28).

Jesús mismo es la autobasilea, es decir, El Reino mismo. Siendo el sentido básico de Basilea la autoridad y poder real de Dios, su derecho a reinar en esta tierra.
Ahora mismo Jesús manifestaba esta Reino a través de su persona y hechos, de forma palpable y visible en la expulsión de demonios y en su poder milagroso. Jesús ha invadido la casa del “hombre fuerte”, lo ha atado, y despojado de sus bienes (San Mateo 12:29). El Reino de Dios se introduce en los terrenos del maligno. El poder de Satanás es derrotado, Jesús lo ve caer como relámpago del cielo. Nuestro Señor Jesús tiene poder y lo transfiere a sus discípulos para derrotar al enemigo, y así, para los que salen al mundo nada es imposible pues están investidos del poder de Dios mismo, siendo hasta nosotros mismos, testigos de su Reino (San Lucas 10:18).
Toda la actividad milagrosa de Jesús constituye la prueba de la venida del Reino. Lo que muchos Profetas y hombres justos desearon ver, el inicio de la salvación, ahora los discípulos lo pueden ver y oír (San Maeto13:16 y San Lucas 10:33).
Juan el Bautista envió a sus discípulos a preguntar: ¿Eres tu el que había de venir o esperaremos a otro?, y como respuesta les fueron mostradas las señales y maravillas que Jesús hacia, en las que conforme a las profecía del Reino ya se estaban manifestando; los ciegos ven, los cojos caminan, los sordos oyen, los leprosos son limpiados, los muertos vuelven a vivir y el evangelio es predicado a los pobres y en esta proclamación es tangible la inauguración del Reino de Dios, pues la salvación se anuncia y se ofrece como un regalo disponible para los pobres de espíritu, los hambrientos, los que sufren y lloran, ahora el Reino es de ellos, y recibieron el perdón de pecados hasta este presente.
Jesús no vino a abolir ni a destruir sino que vino a cumplir, a anunciar el mensaje del Reino, a buscar y a salvar a los perdidos, a servir a los demás y a dar su vida en rescate por muchos.
El secreto de pertenecer al Reino esta en pertenecer a Jesús, el Reino de Dios esta concentrado en Jesús, en lo presente como en lo futuro, y nosotros la Iglesia somos el cuerpo de Cristo, hemos aceptado el evangelio del Reino por fe, también participamos de la salvación por parte del Reino, incluyendo el perdón, adopción, la presencia del Espíritu Santo y la posesión de la vida eterna.
Venimos a ser la sal de la tierra, la luz del mundo, pero también el Reino debe de tomar una forma visible y vivir en obediencia a nuestro Rey.

Como Iglesia estamos llamados a confesar que Jesucristo es el Señor, a cumplir la tarea misionera de predicar el mensaje por todo el mundo, y a esperar su venida.
Somos el instrumento de Dios aquí en la tierra, somos la muestra visible del Reino, somos embajadores, representantes, enviados, por la simple razón de que nosotros actuamos en el nombre de Jesús.

“Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres les es anunciado el Reino”
San Mateo 11:5

La autoridad de Dios en lo natural y sobrenatural, su poder sobre lo espiritual, ahora nosotros podemos ver y oír, somos testigos de su poder y autoridad, pero a la vez somos participes de esa autoridad. Al ser establecidos como Iglesia hemos sido embestidos con Poder y Autoridad, y podemos decir que el Reino de Dios no esta cerca, no, nosotros podemos decir que el Reino de Dios ya llego, lo sobrenatural, su poder, su gloria, su presencia ya actúa en nosotros, y se hace real, lo que Jesús dijo:

“De cierto, de cierto os digo: El que en mi cree, las obras que yo hago, el las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”
San Juan 14:12

No debemos de olvidar que Jesús es El mismo de ayer, hoy y siempre, sus atributos Divinos no cambian, El sigue manifestándose con poder, es El mismo que nos prometió, esta Nueva Generación es distinta porque le cree a su Señor y también cree en El, por eso que no sea extraño que seamos usados con el mismo poder y autoridad de Jesús, seguramente sus mismas señales, y aun mas, nosotros las haremos también. Sus palabras continúan hasta hoy escuchándose en su creación, ¡El Reino de Dios ha llegado!...
¡¡¡¡¡Creemos en ti Jesús!!!!!

¡BENDICIONES A SUS VIDAS!

Dr. José Arizmendi Vázquez

¡Aviva tu obra y hazla conocer!

“AVIVA TU OBRA Y HAZLA CONOCER”
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez.

“Oh Jehová, he oído tu palabra y temí.
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuérdate de la misericordia”. Habacuc 3:2

El Señor está haciendo algo poderoso para su pueblo, y no solo le podemos llamar Avivamiento, aunque si lo sea, no lo debemos limitar, si somos entendidos podemos lograr una obra divina completa, originada en un Avivamiento cimentado en el poder de Dios y su visitación, para reformar nuestras vidas y ministerios.
A pesar de que hay hombres de Dios que no aceptan ambos conceptos, manteniendo una tendencia a uno u otro lado, es propio decir que los dos extremos tienen razón, pero lo que debe de importar para nosotros, más que todo, es que al venir de parte de Dios, tiene gran poder.
Ciertamente los Avivamientos duran un lapso de tiempo, pero traen entre nosotros el poder y la manifestación del Señor, su impacto produce que la tierra tenga un sacudimiento en la demarcación en la cual es enviado. Por otro lado la Reforma produce un cambio de la estructura en todos los ámbitos del cuerpo de Cristo.
El Profeta Habacuc, dentro de su oración a Dios, pide que “avive su obra en medio de los tiempos”, quizá en ese momento las necesidades del pueblo eran tan extremas, que solo un Avivamiento podría cambiarlo todo.
La obra de Dios en el Antiguo Testamento se presenta como pruebas de su supremo poder, autoridad, sabiduría y benevolencia. Moisés habla de las obras de Dios sobre otros dioses; en el libro de los Salmos se proclaman las obras de Dios como proveedoras de confianza por su gran poder, autoridad, y sobre todo, de su derecho a recibir solo El toda la adoración. Todas sus obras demuestran su actividad creadora, sus actos se relacionan con el pueblo redimido y con las naciones.
“Así dice Jehová el santo de Israel y su formador: Preguntadme las cosas por venir; mandadme acerca de mis hijos; y acerca de la obra de mis manos”
Isaías 45:11
El pueblo dirigido por Dios es también “la obra de sus manos”, pero la obra divina también abarca sus propósitos divinos y eternos:

“Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,
Y que acabe su obra” San Juan 4:34

Nosotros debemos también de seguir extendiendo el Reino de Dios, aquí en la tierra, Jesús lo implanto con demostraciones de poder, ahora está en nosotros el continuar esa labor de expansión.
Pero el Profeta Habacuc dice: “Aviva tu obra”, y el significado de la palabra aviva es: (7) Del Hebreo Kjaiá, que se traduce como: vivir, revivir, perseverar, reanimar, resucitar, sanar, dar vida, vivificar, salvar. Por lo cual, el profeta sabia las necesidades del pueblo, y más aun de que las obras poderosas de Dios fueran avivadas, tuvieran vida otra vez, que las señales Divinas estuvieran dentro del pueblo de nueva cuenta, en ese tiempo especial. Por supuesto que el Profeta sabía que solo un Avivamiento podía lograr que el pueblo se volviera en amor y obediencia a Dios. Un Avivamiento puede transformar vidas, cuando son testigos del poder de nuestro Señor. Pero más adelante, siguiendo en la misma oración, el Profeta reconoce algo de suma importancia, la necesidad de que también esa obra se dé a “conocer”, palabra que significa: (8) Del Hebreo yadá, que es: instrucción, designación, conocimiento, cuidar, declarar, descubrir, dirigir, discernimiento, enseñar, distinguir, entender, examinar, mostrar, notificar, reconocer, saber, sabio, señalar, tener, ver. Y dentro del español se define como: (9) Del Latín cognoscere, que se define como: Averiguar por el ejercicio de las facultades intelectuales la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas; entender un asunto con facultad legitima para ello; percibir un objeto como distinto de todo lo que no es el; tener trato y comunicación con alguien.
Entendiendo todo esto ahora sabemos que el Profeta Habacuc no solo oraba por un avivamiento, sino que también lo hacía por sabiduría, entendimiento, y también discernimiento, etc., en lo relacionado a la obra de Dios.
Así es como el Profeta sabia que un Avivamiento no era suficiente, sino que debería de venir acompañado de una Reforma. El Profeta en medio de esos tiempos pedía un Avivamiento, pero también una Reforma, todo dentro de los mismos tiempos; siendo así como logramos aceptar que pueden venir juntos, obrar juntos y permanecer juntos.
Jesús hacia la obra del Padre siendo el centro del propósito para transformar todo. El mismo era un Avivamiento del poder de Dios, presente en él, y las Reformas establecidas por el mismo, hacían que ese mover de Dios fuera permanente hasta el día de Hoy.
Nosotros no podemos desechar el Avivamiento ni la Reforma, antes bien, debemos de aceptar que todo lo que Dios brinda a su pueblo es con un propósito eterno; la obra que nos ha encomendado no la podemos realizar estando ajenos al Avivamiento o a la Reforma, antes bien, nosotros, esta Nueva Generación, sabemos que al amalgamar ambos propósitos divinos, tendremos los medios poderosos para transformar todas las áreas de la vida, no solo la eclesiástica, también la social, política, moral, económica, deportiva, etc.
Solo algo poderoso, sostenido en un Avivamiento y basado en una Reforma, puede cambiar el rumbo del cuerpo de Cristo; para lo cual se necesitan hombres y mujeres de Dios, que declaren la palabra con poder, que sepan conocer el tiempo y el mover de Dios, quizá para muchos es el momento de un Avivamiento final y para otros es el tiempo de una última Reforma; lo cierto es que son los últimos tiempos, pero los que somos entendidos en los tiempos de Dios, sabemos que nuestro Señor está trayendo un mover poderoso e impactante a nuestra generación, siendo lo mejor mantenernos en pleno balance, sabiendo que lo que el Padre nos envía del cielo, será sustentado por el mismo.
Podemos decir nosotros gracias, porque lo que muchos hombres de Dios de la antigüedad desearon ver y ser parte de ello, nosotros lo tenemos y somos pieza importante dentro del plan divino. Nosotros si lo veremos, y no solo un Avivamiento, y no solo una Reforma, nosotros veremos ambos para poder producir una transformación radical en toda la creación de Dios. Gracias Señor por lo que nos permites ver, por el Avivamiento y la Reforma que traes a esta Nueva Generación.
Dice el apóstol Pablo: “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto” Romanos 12:2 (BPT)
Cambiemos vuestra forma de pensar, para tener lo que Dios nos ha preparado, nunca como hoy el Espiritu Santo esta descendiendo sobre su pueblo…
¡EL PENTECOSTES ES AHORA!, Dios lo hace otra vez.
¡BENDICIONES!
DR. JOSE ARIZMENDI VAZQUEZ

La generación de la doble porción

¡LA GENERACION DE LA DOBLE PORCION!
(2 Reyes 2:1-15)
Por: Dr. José Arizmendi Vázquez

Habían pasado casi ocho años desde ese momento, cuando el profeta Elías lo había encontrado, y pasando frente a él, echó sobre Eliseo su “manto”, esto como símbolo de adopción y señal de que Elías lo adoptaba como hijo, y sucesor en el oficio profético; debemos de señalar que el ejercicio de Eliseo se distinguió por actos misericordiosos y una actividad incesante, y dentro de su propósito estaba el concluir las reformas iniciadas por su antecesor en cuanto a renovar las antiguas verdades y librar al pueblo del paganismo, podemos ver numerosos milagros realizados a través de él, realizando un número mayor que Elías, pero ante todo completa la obra de su maestro, destruyendo en esa época el culto a Baal. El número mayor de milagros no quiere decir, de ninguna manera, que fuera mayor que Elías.
Pero llego el momento en el cual Dios quiso alzar a Elías en un torbellino al cielo, cuando venían los dos de Gilgal, y diciéndole quédate aquí porque Jehová me ha enviado a Bet-el, pero Eliseo responde: “vive Jehová, vive tu alma que no te dejare”; siendo esta la misma respuesta en tres ocasiones, demostrando así la perseverancia que debe de tener un hijo en relación a su “padre espiritual”, maestro o mentor. Pero después de la tercera vez, ellos dos van juntos y se paran a la orilla del Jordán (que es símbolo de “desafíos”), tomando Elías su “manto”, lo doblo y golpeo el agua, provocando que se separaran y pasando ambos por lo seco. Con esto demuestra Elías que su “manto” (unción) era suficiente para enfrentar cualquier “desafío”, y gracias a esa unción podrían seguir adelante, tomando en cuenta que al otro lado del “desafío” es donde están las bendiciones, la recompensa y las promesas. En el libro de Josué capitulo 1, versículo 2, Dios habla a Josué y le dice que ahora él se levante y pase el Jordán, él y todo el pueblo, “para poseer la tierra que yo les doy a los hijos de Israel”. Eliseo sabia que al otro lado es donde están las bendiciones y promesas, y esta lo que Dios nos ha preparado, por lo mismo dice a Elías: “NO TE DEJARE”. Cuando aprendemos a perseverar en lo que Dios nos prometió, y peleamos por nuestros anhelos y sueños, podemos estar seguros de que algo poderoso ya viene a nuestra vida. Cuando ellos habían pasado al otro lado del Jordán, Elías le dice: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes de que sea quitado yo de ti”, a lo que Eliseo inmediatamente pide: “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mi”.
Si por un momento nos detenemos y analizamos esta petición, suena extraña, el mismo Elías le responde: “cosa difícil has pedido”. Durante mucho tiempo se ha pensado que la “doble porción”, a la que hacía referencia Eliseo era el poder obrar en milagros que excediesen en magnitud y numero los de su señor, con un oficio profético superior, no era el querer el doble de poder ni una unción doblemente mayor, Eliseo no quería ser mayor ni más que Elías, solo quería heredar de su “padre espiritual” el oficio y los dones proféticos. Dentro de la cultura judía y sus costumbres, el padre al repartir la heredad, otorgaba a todos sus hijos una porción igual, pero el primogénito tenía derecho a una “doble porción”, al igual que una bendición paternal especial, ser el jefe de la familia o de la tribu, tener un lugar de privilegio en la mesa y, sobre todo, el pertenecerle a Dios.
Al hacer Eliseo su petición no se refería a querer tener el doble de unción, en comparación con Elías, sino al hecho de ser visto como un hijo, ya que él veía a Elías como un padre; y eso hacía que su petición fuera la de un hijo, pero no simple, sino de un hijo primogénito, motivo por el cual, pedía su herencia a la cual, después de años de esfuerzo y servicio, tenía derecho, ya que su señor cuando lo llamo y echo sobre el su manto, le había profetizado, simbolizando que lo adoptaba como hijo y sucesor en el oficio profético, ahora Eliseo solo pedía lo que le pertenecía, la heredad de un hijo.
Mientras ellos caminaban y hablaban, un carro de fuego los aparto, y Elías subió al cielo en un torbellino, al ver esto Eliseo clamo: “¡PADRE MIO, PADRE MIO!”… y nunca más le vio. Algo de lo que por muchos años hemos padecido es de no reconocer una “paternidad espiritual”, y esto va mas allá de lo que nos fue enseñado, no es solamente alguien que nos hablo del evangelio, sino alguien que es un líder, una autoridad, alguien que nos enseña, aconseja y nos bendice. Cuando tenemos “paternidad espiritual”, produce en nosotros una identidad, en otras palabras sabemos de dónde venimos, donde estamos y a donde vamos según nuestro propósito. Un hijo posee nombre y apellidos, los cuales vienen de los padres, pero si no hay padres solo tendremos nombre y eso no es suficiente para darnos una identidad, la cual a su vez, nos dará como resultado una herencia, un padre transmite características físicas y espirituales, además de económicas.
1° Ministerialmente si tenemos una “paternidad”, nos produce una “identidad”, y esto hace que aspiremos a pedir y recibir una “heredad”. Así como Eliseo esperaba el recibir la herencia de su maestro, nosotros debemos de aspirar a recibir la heredad de nuestro “padre espiritual”, es tiempo de empezar a reconocer y honrar a nuestros padres espirituales, para que así podamos pedir y recibir lo que solo a nosotros los hijos nos corresponde.
Al no verlo más, “Eliseo alzo el manto que se le había caído a Elías, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán”. La transferencia de este “manto” representaba para él, que había sido puesto por sucesor de Elías, y para el pueblo era la señal externa de que la unción profética de Elías estaba sobre él. Una vez, teniendo el “manto”, Eliseo vuelve y se para a la orilla del Jordán, él sabía bien que la unción no era para guardarla, ni idolatrarla, únicamente era para usarse, al tener la unción solo hay que usarla, y regresa a la orilla del mismo “desafío”, lo había hecho con su maestro, pero ahora está el solo, sabía que el poder de Elías estaba en él, y tenía que enfrentar desafíos iguales o aun mayores.
2°El hijo debe de estar dispuesto a enfrentar los mismos desafíos de su líder y aun mayores, nunca olvidando que del otro lado está la promesa que nos ha sido dada.
Pero ya estaba frente al “desafío”, con la “unción” en sus manos, y al igual que su señor golpea las aguas, pero clama: ¿Dónde está el Dios de Elías?. Ciertamente nuestro Señor es el mismo de ayer, hoy y siempre, pero Eliseo sabía muy bien que de nada servía tener el “manto” si no estaba la presencia de Dios con él; ¿de qué nos sirve a nosotros el tener los libros, lugares, posiciones de santos siervos de Dios, sino tenemos su espíritu?, a el no le era suficiente tener un “manto”, también quería la misma presencia de Dios en su vida.
3° No le importa lo que los demás piensen y Eliseo toma el manto y golpea las aguas, ¿pero porque hizo esto?, la respuesta es simple, porque su “padre espiritual” lo había hecho de esa misma forma, para imitar a un siervo de Dios hay que ser humildes, el golpea las aguas de la misma manera que lo hizo Elías, si su paternidad operaba así , ministraba, predicaba, profetizaba, el sabia que el mismo espíritu estaba sobre él, por lo mismo, poseía las mismas características de Elías y no le daba temor el operar su “unción” de la misma manera de su antecesor.
Al ver esto, los hijos de los profetas, dijeron: “el espíritu de Elías esta sobre Eliseo”. Y vinieron a recibirle y se postraron delante de él. Ciertamente por su “manto” les fue fácil reconocer que la “unción” ya estaba sobre Eliseo, al saber que era Dios actuando a través de él, ellos vinieron y reconocieron su “unción profética”.
Muchas veces hemos deseado ser la generación que cambie el curso de la historia, si nosotros deseamos tener el reconocimiento de los demás tenemos que empezar por reconocer una “paternidad espiritual”, para tener una “identidad” bien definida, y aspirar a poseer una “heredad”, estar dispuestos a enfrentar los “desafíos” y a pesar de estar solos, quizás pueden ser mayores, pero si el “manto” de unción esta en nosotros, debemos luchar y pedir a Dios que su presencia este con nosotros y atrevernos a operar de la misma forma en que ha operado nuestro “padre espiritual” ya que parte de la herencia son atributos y características semejantes.
Ciertamente en nosotros Dios ha depositado poder y unción, y esa unción no es para guardarla, es para usarla, no podemos permanecer pasivos habiendo tanta gente que necesita de Dios. Hermano en ti se ha depositado una valiosa herencia, la cual no se puede pagar con nada. El tiempo de Dios es ahora, miles mueren sin salvación ni esperanza, mientras tanto nosotros preguntamos: ¿Dónde está el Dios de Elías?, siendo la respuesta muy fácil, ¡ESTA EN NOSOTROS!
Ruego al Señor que se levanten jóvenes dispuestos a pelear y perseverar por obtener su herencia, un manto del cielo está bajando a nuestro país, para apartarnos para El, un manto con unción poderosa de milagros, señales y prodigios. Es un tiempo en el cual Dios está restaurando muchas áreas en su pueblo, tales como la alabanza y adoración, la intercesión, y los cinco ministerios.
Esta nueva generación entiende que el llamado de nuestro Señor es grande, y a pesar de los desafíos a enfrentar, la unción es mayor y nada ni nadie podrá detenerla, porque la porción que nos ha sido dada es doble, porque nosotros pedimos como primogénitos, y ciertamente tendremos una bendición paternal especial, estar en el liderazgo de la familia o tribu, tener un lugar de privilegio en la mesa y, sobre todo, pertenecerle a Dios.
No esperemos que otros tomen lo que nos pertenece, debemos de perseverar hasta poseer lo que es nuestro. Hay un manto sobre nuestro país, te hablo por mí, no quiero que nadie herede lo que es mío, si Dios me prometió, me va a cumplir, si El lo dijo, El lo va a hacer, porque todo hombre puede ser mentiroso, pero solo Dios es verdadero y no miente. Atrévete a tomar tu promesa, ¡YA!
¡GRACIAS DIOS POR TU MANTO, POR TU HERENCIA, POR TU LLAMAMIENTO SANTO, TOMAMOS LA PROMESA QUE NOS HAS DADO¡
¡BENDICIONES!
DR. JOSE ARIZMENDI VAZQUEZ

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